domingo, abril 26, 2009

Colocando las letras

Se acabó la lluvia. Se frenó después de varias horas escuchandose el ritmo, aparentemente constante, del agua contra el suelo de afuera y contra el techo de la casa. Sale, se extiende una planicie de letras frente a el. las letras están humedas, algunas, incluso, algo derretidas, pero allí están todas frente a él. Avanza un poco por el bosque y comienza a recogerlas, algunas están casi irreconocibles. Con las letras sucede como con el cartón o como con las galletas, que cuando están tan mojadas se deshacen absolutamente y es difícil mantenerlas completas. Aún así camina y las recoge, sostiene un primer montón con ambos brazos y vuelve hasta el porche. Deja ese primer montón apoyado contra la pared, selecciona las mas afectadas y las cuelga en el tendedero que hay detrás de la casa, las cuelga con las pocas pinzas que le quedan. Piensa en la facilidad que tienen las pinzas de perderse, de ir disminuyendo velozmente. Vuelve al bosque y sigue seleccionado letras, hace un segundo montón y vuelve al porche, apoya este segundo grupo al anterior. En ese momento el sol es cada vez más fuerte y la humedad de las letras va desapareciendo a gran velocidad. En la esplanada frente a la casa comienza a extender las letras sin orden, prefiere extenderlas y ya luego ir colocandolas, cuando acumule un buen montón de letras. Las deja así, acostadas en la hierba, iluminadas por el sol, sin orden aparente. Las observa un rato. Cuenta mentalmente: " De la A, nueve; De la B, tres; de la J, una....". Mira un poco mas, se gira y vuelve al bosque. Camina un poco mas adentro, selecciona algunas de las que ha contado menos cantidad. Se apodera de un Z, de dos F, de cuatro E mas. Coge todas las que le permiten coger sus fuerzas y su habilidad. Camina a trompicones con un montón exagerado, llega a la casa. LAs apoya en la pared y examina su estado una a una. Están casi secas, las comienza a repartir junto a las otras en la esplanada. Va hasta el tendedero y descuelga las que tenía secándose al sol, las junta a todas las otras y ya las mira. Comienza a darle un orden. Mueve una S hasta la primera posición, a su lado coloca una E (Se). Retrocede hasta atrás del todo, piensa, mira y decide coger una A, deja un espacio al lado de la E y coloca la A. Luego la C, luego la A, luego la B, luego O. va hasta abajo y observa (Se acabo). Piensa y coge una de las tildes que se ha guardado en el bolsillo y la pone encima de la o. "Ahora si" piensa. (Se acabó). Vuelve abajo. Oberva el principio del orden de ese caos. Recoge una L y una A. Las pone las dos juntas al lado del Se acabó y ya tiene el Se acabó la. Sigue ordenando. Y así sigue su escritura:

Se acabó la lluvia. Se frenó después de varias horas escuchandose el ritmo, aparentemente constante, del agua contra el suelo de afuera y contra el techo de la casa. Sale, se extiende una planicie de letras frente a el.

Sigue, sigue colocando letras, de vez en cuando tiene que correr hasta el bosque a coger algún montón mas. Sigue hasta que llega aquí, justo aquí y se detiene.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un espiral sin fin.

No se por que, pero el principio de este post me recordó a la canción que cantaba un grupo de chicos en la calle, cruzando la avenida principal de Altamira, una vez que pasé con mi familia en auto hacia la casa. Iban diciendo "Y creo que he bebido más de 40 cervezas hoy..."

Toreros muertos aún viven.



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