miércoles, abril 22, 2009

Mujer que habita en una cara

¿Dónde arranca esta historia?, ¿Dónde realmente se pone la primera palabra?. ¿Tendría que decir que fue desde el primer momento, mi primer momento de existencia o fue antes o después? ¿Dónde exactamente comienza?. ¿Que instante marca lo primero?. La vida es una cadena.

Pudo ser con Francis Bacon, pero en realidad eso fue la excusa que se busco el azar. Precisamente eL azar que tanto atormentaba a Bacon o que tanto lo invocaba, pero si hubo algo de Francis Bacon en el arranque de la parte final de todo aquello, arranque final porque el principio nunca, jamás, se sabe donde es que se sitúa con exactitud. Fue quizá en aquellas imágenes, en aquellos retratos desgarrados. Habían estado hablando de Francis Bacon a propósito de una visita a la exposición que por aquellos días había en la ciudad. Habían estado hablando del tormento y del dolor, de la descarga que se intuye en esa pintura, habían comentado la técnica. Esas imágenes que se deforman, como en las fotos, a partir de un instante de movimiento. Ese rostro que pierde sus fronteras y se extiende difuso hacia zonas no concretas. El desenfoque natural de toda imagen que se desplaza veloz. La deformación que produce esa imagen desenfocada. Se pierde la formación aparente de ese rostro y da paso a otros rostros, nuevos, inconclusos. Quizá, pensaba, esa es la aparente deformación: la inconclusión. EL movimiento, la velocidad generan una cara que no esta terminada de hacer, porque, casi, no ha terminado de llegar completa a ningún sitio. Como si de algún modo en ese movimiento no todo el rostro se desplazara a la misma velocidad y fuera trasladándose por partes. Fue así, sólo así, que comenzó por detrás, por debajo, por algúna zona invisible, la decisión, casi aleatoria, que produciría los acontecimientos. En esa conversación, con el eco de las imágenes de Bacon aún en la retina. Fue así, a él que tan pocas veces usa la cámara, que pensó jugar con su propia cara, con el movimiento y con la foto. Pensando:"¿Que cara genera mi cara si se fotografía en movimiento?"

Llegó a casa. Se sentó, en la televisión daban imágenes que, a su modo, convendría deformar, trasladar. Recordó, por eco, por reverberación, a Bacon. Alcanzó la cámara en esa decisión que seguramente ya estaba tomada, por casual que en ese momento parecía. La apuntó contra si mismo. No sabía que imagen estaría recogiendo el visor. Calculó simplemente el centro y movió la cabeza, evocando los rostros de Bacon. En su caso movió la cabeza de izquierda a derecha. Cuando notó, algunos decimas de segundo después, que su cabeza había tomado la velocidad necesaria apretó y sonó la cámara. Bien visto, lo anterior era la antesala, el principio de la historia, o del acontecimiento en si, empezaba justo ahí. Giró la cámara para ver el resultado y encontró que si, que el efecto se había logrado, su cara estaba absolutamente desenfocada, pero desde ese mismo instante el azar le entregaba otra imagen. Según vio el resultado, al foto resultante no era tanto una cara deformada sino el perfil del cuerpo de una mujer desnuda al otro lado de unas telas traslucidas. Miró, miró una y mil veces, miró muchos minutos y sólo vio eso, la mujer desnuda, con enorme definición. Miró a esa mujer que tiene la mano en la cara, el pelo recogido. Miró su espalda, el pecho tapado con la otra mano, un mínimo mechón de pelo que se escapa y cae por debajo del cuello, en la cumbre de la espalda. Las telas están en movimiento, como si una brisa soplara en ese instante. Miró, el trasero curvo, casi perfecto. ¿Quien era esa mujer que habitaba en su cara?, ¿En ese instante detenido en un momento en movimiento casi inexistente de su cara?. Esa mujer existía en su cara, si repetía el movimiento exactamente, si lo volvía a hacer, aunque no quedará fotografiado la mujer en un instante breve volvería a aparecer. Había una mujer que habitaba en su cara y ¿Quien era esa mujer?. ¿Habrá existido esa mujer?.¿Estuvo o estará alguna vez?. Una imagen impresa desde algún antepasado a través de códigos genéticos indescifrables. ¿Vió alguien esa imagen antes, alguna generación anterior?, ¿se quedó alguien impregnado y trasladó esa imagen?. ¿Es el recuerdo impreso de algo visto o es puro azar?. Hay una mujer en un instante exageradamente preciso en su rostro en movimiento. Miró la foto mil veces, tanto que ya casi conocía a esa mujer, por otro lado, ciertamente enigmática, en una escena que mas tenía de las imágenes de los sueños que de algo real. Pasados varios días seguía mirando. Como si la mujer de su cara fuera un amor absolutamente imposible. Miraba tratando de encontrar un vestigio de su cara oculta entre su mano y las telas. ¿Quien era la mujer en su cara?.¿Quien habitaba ahí?. La buscó mas veces, repitió miles de veces el movimiento, la cámara frente a la cara, la cabeza girando, el click, el giro para ver el resultado pero ya jamás volvió, ya nunca mas apareció la mujer que habita en su cara.






1 comentario:

illot dijo...

que grande!

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