lunes, noviembre 03, 2008

Estados fronterizos

Llegó al autobus cuando este cerraba ya las puertas, el conductor dijo algo con un tono de molestia que el no llegó a entender, enseñó su billete y se sentó. El autobus giró y salió del terminal por la avenida ancha que daba a la carretera nacional. Comprobó que el autbus estaba semi vacio, unas cuántas personas de aspecto diferente. Miró por la ventana y se quedó pensando un buen rato, el autobus ya avanzaba por la carretera, rodeado de una vasta y plana extension, pensó que los paisajes son estados de animo y esa llanura era uno extremo, desgarrado y algo vertiginoso. A lo lejos, entre arbustos secos vió un perro correteando, avanzaba el animal a poca velocidad y cojeando. Trató de descifrar las multiples posibilidades de como ese perro herido había llegado ahí, hasta el medio de esa llanura imposible, el único signo de vida entre tanta aspereza. No vió nada mas. Miró el reloj y se dijo que lo mejor sería dormir, descansar de esos dias violentos y agitados, descansar ahora que podía y que nadie le reconocia, calculó las horas que tardaría el autobus en alcanzar la frontera y cerró los ojos. No se durmió pero los pensamientos que tuvo, sin ser sueños, tenían mucho de ello. Un hombre al que no veía el rostro, abría su habitación y le decía algo incomprensible, abrió los ojos por un acto reflejo, aquel pensamiento abstracto le pareció algo con una enorme carga de peligro, respiró profundamente y volvió a cerrar los ojos, esta vez la duad fue creciendo, pensando que alguno de los pocos pasajeros aguantaba pacientemente a estar en mitad del viaje, mas metidos aún en la nada, o ese estado y ese paisaje que tanto recuerdan a la nada, para golpearlo y amenzar al conductor para soltar su cadaver ahí. Volvió a abrir los ojos, notaba cierta sudoración y un cierto aceleramiento del pulso. Trató de calmarse, pensó que todo ese nervio era producto del sueño acumulado y del cansancio físico extremo al que había llegado. Observó de nuevo a cada uno de los pasajeros. Dos mujeres mayores en las primeras filas, un joven extranjero un poco mas atrás con pinta de estudiante en busca de viajes románticos, cerca un hombre mayor con gorro y con la cabeza apoyada en el cristal, dormido profundamente, algo mas atrás una mujer de la que solo puede ver el perfil y de la que trata de construir el rostro entero, levanta un poco la cabeza para tratar de ver el cuerpo entero de la mujer que va mirando fijamente por la ventana. Nadie parece de los otros, de ellos, no hay ningún signo de peligro y decide hacer otro intento de dormir. Se queda dormido pero en seguida se vuelve a despertar, no consigue relajarse del todo. El paisaje sigue constante, invariable, abierto y plano, árido y carente de amabilidad. Apenas algún coche que pasa por el otro carril fugaz y anónimo. Mira entonces a lo lejos ve unas figuras lejanas, muy lejanas, apenas unas formas que se mueven. Son tres personas que caminan, todo le resulta extraño y con poco sentido, pero se queda mirando esa escena indescifable que se va quedando atrás. Abre la maleta y comprueba por decima vez que está todo, que lleva los papeles y el dinero y la carta que debe entregar al pasar la frontera. El ya sabe que una vez realizado el encargo seguirá bajando y se perderá en el anonimato del extranjero. No volverá en mucho tiempo al pais. La mujer de perfil gira la cara y le mira, pero sin mucha atención, como mira el que llava mucho rato ausente y de repente se da cuenta que hay mas humanos alrededor y los mira un momento para cerciorarse de que efectivamente no está solo. Entonces el se queda dormido. Esta vez profundamente, vencido por una agotamiento brutal. Despierta en la frontera, en ese momento enredado y lioso del paso de la frontera, un policia sube al autobus, mira a los pasajeros con gesto rutinario, varios ejercicios burocráticos y unos minutos después ya avanza el autobus al otro lado. Reconoce las primeras variaciones, las construcciones son ya diferentes, el lio en la calle ya es otro. Al rato están entrando en el terminal de autobuses de la ciudad a la que se dirige, se frena y todos los pasajeros se levantan, el mira de nuevo a la mujer de perfil, baja con su maleta y siente ganas de mear. Alcanza el baño, un baño donde le sorprende la figura de una virgén con una vela encendida delante, hay escrito algo que no comprende. Se lava la cara, bebe un trago de agua y sale. En ese instante siente un pinchazo agudo, casi eléctrico en medio del pecho, se sienta en el suelo mirando alrededor, una masa de gente va y viene ajena a su dolor. No puede hacer gestos, no puede hablar, siente un dolor que lo domina todo. Piensa pero no piensa con claridad gobernado todo su cuerpo como está por ese dolor. Se pone la mano en el pecho, respira hondo y trata de ponerse en pie, pero descubre o asume que ese dolor es serio, no es una tontería cuando de nuevo siente otro pinchazo, mira a un hombre a lo lejos tratando de pedirle ayuda, ve a la mujer de perfil pasar a su lado, está se le queda mirando descubriendo que algo no esta bien en ese hombre. Se acerca y le pregunta, el no puede contestar, simplemente mueve levemente la mano que tiene colocada en el pecho. A partir de ahí no recuerda nada. La siguiente imagen es la de él acostado en un hospital muy viejo y triste. Es de noche y tiene unos tubos pegados a su cuerpo. Hace un veloz repaso para comprender su situación. Al contrario que en as peliculas asa muchisimo rato, horas enteras, hasta que aparece alguien que le explique. Es de noche y todo esta muy oscuro, hay mas enfermos en su habitación, algunos de ellos roncan profundamente. Le gustaría tener las fuerzas minimas para ponerse de pie pero tiene el cuerpo como si se lo hubieran rellenado de cemento. Cuando casi está amaneciendo y el ha pasado por una gama incalculable de pensamientos y sensaciones todas ellas enormente parecidas a los paisajes del estado fronterizo, entra en la habitación una enfermera, le explica en su idioma pero de manera muy torpe y casi incomprensible, lo que le sucede. Le cuenta que fue recogido por una ambulancia en el terminal de autobuses, que ha sufrido un paro cardiaco que habrá que ver como evoluciona. La enfermera continua la ronda con los otros enfermos de la habitación, el de repente se acuerda de su maleta, la carta trascendental y los papeles, ve la maleta en una silla junto a su ropa muy bien doblada. Pasan muchas horas, toda la mañana y casi toda la tarde, cuando aparece la mujer de perfil. Ahora ya no de perfil sino de rostro entero, amablemente ha ido a preocuparse por su situación, le narra un poco como sucedió todo en el terminal de autobuses, el le agradece enormente su atención y su visita y dice que si todo sale bien le gustaría hacerla un regalo e invitarla a una buena comida cuando le den el alta. Ella se va y vuelve a quedarse solo muchas horas. De madrugada sueña con el perro que vió al salir de viaje. Ese perro cojo y perdido en medio de la amplitud y la desolación. Sueña que el perro tiene personalidad, pero una personalidad humana, no habla, pero actúa en su sueño a la manera de un hombre anciano. El le sigué, van caminando por unas calles vacias de una ciudad que seguramente no exista o que es la deformación de varias ciudades juntas que el conoce. En el sueño ve a la mujer que le ha ayudado, y sin preambulo y de manera anarquica hacen el amor. Se despierta de repente, agitado y con una sensación parecida al amor, piensa en la mujer y piensa que lleva dos meses sin acostarse con una mujer. Entonces se masturba. Le duele el cuerpo mientras lo hace, siente fatiga y seguramente sabe que no sea lo mas recomendable pero el sigue masturbandose pensando en la mujer. Así pasado un rato se vuelve a quedar dormido. A la mañana siguiente una enfermera que no es la misma del dia anterior vuelve a pasar, los médicos dicenq e debe seguir aún en observación. Se vuelve a quedar solo. No habl, porque no les entiende, con sus compañeros. Simplemente pasa las horas mirando el maletín y pensando en el porque de ese extraño destino.

1 comentario:

Denzura dijo...

Me dejaste con una sensación muy extraña, siento raro...

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