martes, noviembre 11, 2008

Conversación frente al cristal

Fui a verle a la cárcel. Me sorprendió, me resultó desconcertante. Se asocia la cárcel a determinadas imágenes, casi todas ellas vienen del cine. Es una realidad de la que se suele conocer poco salvo por lo contado en las películas. Así que entré y durante un buen rato me sentí, efectivamente, en una pantalla. Hasta que asomó la cabeza y le ví, como siempre, el mismo. De repente ahí todo pasó a un nivel diferente. Desapereció la sensación pantalla. Estabamos ahí, uno a cada lado. Había adelgazado y tenía una nueva mirada. El pelo mas corto y los pómulos mucho mas marcados. Al vernos sonreímos, resultaba tan disparatado vernos en esa situación que durante algunos segundos ambos sentimos que había algo de chiste, de absurdo en todo aquello. Empezamos a hablar. Traté de saber como era ese universo ahí dentro. Contestó sin ningún misterio, sin revelaciones, sin grandes reflexiones. Me miró con cara cansada y y dijo que la cárcel era, básicamente, un lugar basado en el aburrimiento. Que cada segundo, cada rato ahí dentro era algo terriblemente aburrido.

.- El dia se hace largo. Hay poco que hacer. El problema es que los primeros dias te interesas por la vida de los otros, como han llegado hasta ahí, pero lentamente vas viendo que no tienes nada que ver, hablas, pero hablas como cuando charlas con un compañero de trabajo, son relaciones no elegidas. Luego sientes asfixia, cierta claustrofobia pero la mente se va habituando. Te despiertas a la misma hora cada mañana, repites los gestos. Leo mucho, basicamente leo. Leo y pienso en esos autores. Pienso egoistamente, pienso que jamás se les pasaría por la cabeza haber escrito para ser leidos en la cárcel, para un lector preso. No me imagino a Borges escribiendo para un preso. Hay otro tipo de lector ideal, Borges tendría el suyo, pero creéme el lector perfecto es el preso. Cada parte de su mente se entrega, absoluta, a la lectura. No debe haber muchos escritores que hayan pensado mientras escribían que aquello iba a ser leido en la cárcel. Basicamente es eso. Leer y charlar con los otros. A veces hay confesiones, situaciones disparatadas. He escuchado vidas que no podría imaginar antes de entrar aquí. Vidas que te las van narrando y sientes una especie de retortijón emocional. No te entra tanto dolor en una sóla vida. Pero un dolor existencial. Aquñi, mas que nunca, piensas en el vasto universo que se esconde detrás de cada decisión. Como un instante se bifurca y el camina por el que sigues modifica, hasta la eternidad, tu propia vida. Estar aquí es ser consciente de qe la vida está basada en un instante. Somos un instante, un polvo de dos hace treinta y cinco años, y mas que cualquier otra cosa, el sexo es un instante. Somos un instante a cada rato. La mayoría de los tipos que están aquí han elegido una secuencia inexplicable de instantes erroneos. Es como todo, claro. Los hay mas retorcidos, pero los hay que sabes que aunque han cometido enormes atrocidades, su mayor error ha sido no elegir o elegir desde una dolorosa ignorancia, desde una desgarrada inocencia. Los hay jodidos, que los ves, que llevan algo tremendo y desquiciado dentro. No podría deducir que son. Parecen una alteración, como si de alguna manera fueramos creados industrialmente y cada mil o dos mil productos humanos, la máquina cometiera fallos. Eso es una teória vacia, pero algo así siento. Sin embargo hay otros que están aquí por pura inocencia, por que han conocido unica y exlusivamente ese camino. Puestos a pensar, ni siquiera hay opciones, su única opción vital fue seguir ese único destino. No pudieron elegir. ¿Me explico?.

.- Creo que si. Creo que te entiendo, claro.

.- Pero basicamente me aburro aquí. Piensas en todo esto ¿sabes?. En la existencia, en el destino. Lo mas curioso es que recreas miles de veces instantes de tu vida. Les vas dando perspectivas novedosas, vas descubriendo nuevos aspectos sobre ti mismo. Pero pienso también en esto. En la cárcel. No creo que la cárcel reforme. No se que hace la cárcel. Te marca a fuego tu propia vida. Es eso. Te remarca lo que eres y te hace mirarte y a fé que te mirás, aunque sea por evitar el jodido aburrimiento. Luego pienso en aquello. Piensas en como fue que lo hiciste. No se como fue que sucedió. Sucedió, por aquello que hablamos de la ignorancia. Sólo después comprendí la gravedad del asunto, pero creéme lo hice por que salio así. Avancé, y te crees que tu vas eligiendo. No, que va. Iba empujado, empujado por mis propios errores. Yo también soy defectuoso. Hay algo en mi que no reconoció lo trágico detrás de aquello, no percibió la consecuencia en aquel instante. No puedo decirte nada mas. Si volviera atrás, claro, no lo haría, pero lo jodido es que estando ahí, si hubiera visto la dimensión real de lo que hacía, no lo habría hecho, lo extraño, el error es que no vi la realidad, no tenía conciencia. Ese es mi error. Que no vi la perversidad en aquel terrible acto. No vi el horror. Viví. Ese es el gran problema.

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