sábado, marzo 01, 2008

De un lado a otro

El tipo salió de su casa decalzo y cubierto por el par de mantas con las que se había abrigado mientras dormía en aquel colchón por la noche. En la calle sintió frio pero se puso a caminar sin saber muy bien donde iba. Caminó sin mirar a los lados, avanzó sin saber del todo si esa ciudad era la misma ciudad a la que había llegado un par de dias antes para reencontrarse con un amigo. Se miró las manos y concluyó que efectivamente aquello no estaba sucediendo sino que era parte de un sueño gobernado o provocado, un sueño que el mismo podía controlar con cierta facilidad y como sueño decidió seguir recorriendo las esquinas, cada calle, cada parte de esa ciudad onirica, o que el consideraba onirica. Siguió, tapado con sus dos mantas, llegó hasta el museo. SU intención era, en ese viaje onirico, llegar hasta el cuadro que tanto le había conmovido la tarde anterior cuando su amigo le llevó de museos y recuperar la conversación, que el sentía que se había interrumpido, con el cuadro. Ascendió las escaleras de entrada y le salió un vigilante al paso, trató de detenerle. El hizo esfuerzos por hacer desaparecer al vigilante de su sueño, ese elemnto no elegido de un sueño que hasta ese instante había ido controlando con cierta facilidad. El vigilante, evidentemente, no quería que entrase un hombre casi desnudo, tapado unicamente por dos mantas viejas. Miró al vigilante y le dijo que el no debría estar ahí, y que no interrumpiese su camino. Apareció un policia desde dentro del museo, le quisieron detener y el accedió a abandonar, recorrió el camino de vuelta, ahora si, dudando si realemente noe ra un sueño, un sueño controlado o aquello era lo real. ¿Despertamos aquí o es esta parte la soñada?. ¿Quien conoce realmente la frontera?. Se repetía estas preguntas mientras deshacía el camino recorrido, sintiendo casi ridiculo por ir así tapado, por ir casi desnudo por las calles de esa ciudad. Fue cuando despertó, estaba en otra casa, en otra ciudad, en otro continente. Miró por la ventana y sonrió, sabiendose de regreso de un sueño extraño. VIó el haz de luz que entraba desde la calle, era una mañana bonita. Se levantó y se asomó a la ventana, abajo un hombre caminaba despacio y alzó la mirada y se quedaron viendose uno al otro, como si se conocieran de antes, de otra época, el hombre siguió caminando y se fue haciendo levemente invisible. Descubrió entonces que había llegado, que se estaba moviendo sin límites, entre las capas infinitas de un universo parecido a una cebolla. Despertó en Otro lugar.

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