miércoles, mayo 23, 2007

Otro post prescindible

Vimos pasar los coches por la carretera. Sonaba el viento que rompe, la velocidad de los que pasan y se van y el sonido de las hojas moviendose en los árboles. Hablamos poco. Cerrabamos los ojos y nos contentabamos con estar en primavera y ver que el dia se despide muchisimo mas despacio. No recuerdo que mas había. Había, claro, tu mano en la hierba tratando de no resbalar por la pendiente hacía el asfalto, estaban tus ojos cerrados el pelo en la hierba. Había un pájaro que me dió por sospechar que no estaba mirando pero no dije nada y me lo callé y ví que al rato se fue a otra cosa por el medio del campo. Volvió o yo era otro. Hablé de no se que y me dijiste que siempre me daba por enredarme en esas cosas que no llevaban a nada, quizá si, pero a mi me resulta divertido, contesté cuando el sol estaba casi enterrado en la linea imperfecta del horizonte. Volvimos a cerrar los ojos y tu dijiste que era mejor irnos que se hacía de noche y había que volver hasta la casa por el arcen y que la falta de luz complicaba el regreso.

Volvimos uno detrás de otro, iluminados esporádicamente por coches que pasaban vaya uno a saber donde. Iba detrás, tu lo preferias así, y te veía andar, la parte de atrás de ti que tu jamás ves y no sabes como es o sabes bastante poco. Te veía ir hacía delante, callada, algo asustada por la oscuridad y por la hora y yo miraba tus pies chocando contra el asfalto, el movimiento de tu cuerpo avanzando y el silencio. Dijé algo para romper el silencio que ya en ese momento me pareció absurdo. No se muy bien por que te confesé que escribía textos malos y aburridos pero que no podía dejar de hacerlo. Que jamás sería escritor, ni bueno ni malo, sino que no sería, que era otra cosa, pero que lo hacía diariamente, que lo hacía con ganas y con dedicación absoluta. Me dijiste que querías leer algo y en el momento creí que me decidiría y que algo te dejaría, pero se acabo el verano y hace tantos años que no te veo. Alguien me dijo el otro dia, de pasada, sin darse cuenta casi, que tenías un hijo, que vivias no se donde, que te dedicabas a no se que y pensé en aquel pajaro que siempre sospeché que nos miraba. pensé, fijate, no ya solo en que sería de tu vida sino que que sería de la vida de la gente que pasaba en coche aquella tarde por aquella carretera. y tantos años depués te di la razón. Me enredo con cosas que no llevan a nada

2 comentarios:

Anónimo dijo...

O quizás sí...

stel dijo...

a veces la nostálgia nos invade, es inevitable....

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