jueves, mayo 17, 2007

Los amigos invisibles

Pedro Manuel tenía la costumbre de hacerse amigo de objetos materiales, de humanizarlos y convertirlos en grandes amigos de conversación, penas o futbol. Así Pedro Manuel llegaba por la mañana a la oficina y casi en silencio y tratando de no ser visto comenzaba el proceso de saludar y dar los buenos dias a la grapadora, al teclado, al marco de la foto familiar, a la alfombrilla del ratón, no así al ratón con el que hacía tiempo había discutido por confudir relación de amistad y trabajo, saluadaba también a la impresora, a la mesa de su compañera Maura, que a menudo le contaba chismes jugosos de la vida de esta, a la pantalla del ordenador de Alejandro. Un rato largo de saludos y buenos dias.

Al cabo de un rato, cuando todos se iban a tomar café, Pedro Manuel se quedaba para charlar un poco con todos sus amigos. Con la grapadora hablaban sobre todo de chicas, con la alfombrilla de futbol, con el marco de la foto familiar se confesaba de los problemas del hogar, con la mesa de Maura hablaba de Maura y con la pantalla del ordenador de Alejandro hablaban, claro, de Alejandro. Eso hacía Pedro Manuel cuando todos se iban, paseaba energico por el departamento, en una conversación que vista desde fuera, era el monologo de un loco, vista desde Pedro Manuel una conversación multiple y a varias voces, a menudos pisadas entre si, una conversación jugosa en la que todos querían hablar.

El problema de Pedro Manuel, fue la terrible mañana que tambien comenzó a hacerse amigo del Yogur y la naranja que había llevado para el almuerzo. COn estos habló, un rato, de dietas, pero además, Naranja y Yogur, le parecieron seres mágicos, con un rico mundo interior, conversaciones plagadas de sabor. Aquello convirtió, lentamente, el acto de comer en un terrible acto de casi canibalismo. Pedro Manuel fue así como murió de inanición

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