miércoles, marzo 17, 2010

Encuentro del escritor fantasma con el rayo

El escritor fantasma descubrió el rayo. No un rayo al uso, sino una forma descomunal y alucinante de forma de vida. No vino en la tormenta,ni en los reflejos del sol, vino en una pausa insospechada, en una parte del camino, del camino que jamás estaba trazado. El escritor fantasma vio el rayo y se quedó durante horas mirándolo. Jamás, nunca, había visto una forma de luz semejante, una pausa donde todo se detiene de un modo casi irreal, donde todo avanza a una velocidad casi inapreciable y no hay sino la hermosa nitidez de los objetos detenidos. Así que el escritor fantasma se quedó mirando todo aquello que el rayo tocaba y comprendió que aquella experiencia era intraducible, que no había modo de sacar palabras de aquel instante prolongado, sino que todo lo que sucedía en aquel momento rayo era, de por si, lo escrito. Lo más sorprendente no era aquella hermosa laxitud, aquel lento y preciso avanzar de las cosas, de los gestos del universo, lo más sorprendente era, como sucede con todas las experiencias sublimes, que el rayo traspaso todos los elementos de su vida, incluso los ya vividos. Como si el pasado cobrara un sentido absoluto en el instante en el que descubre el rayo y el futuro existiera por primera vez. El escritor fantasma vio en el rayo una manera de revelación o el epicentro de su existencia. Hasta ese punto del camino había sido empujado por sus propios pies, iluminado por una forma invisible y poderosa de esperanza. Ahora el rayo transformaba la esperanza en algo casi cierto y cada paso ahora era movido por ese alud enérgico del rayo. El rayo todo lo había transformado con su vital potencia, con su infinita energía. El rayo era la base eléctrica de todos sus pasos y todo lo volvía hermoso, alucinante, gigantesco. El rayo era blanco y blanco era para el escritor fantasma el resto del camino, un camino que se miraba con detenimiento, era infinito. El rayo abría, pues, la galaxia de la existencia. Lo anotó en su diario a modo de recordatorio, sin la idea de hacer texto, literatura o poesía. Todo eso estaba en el rayo, en cada instante del rayo...

Y caminó

3 comentarios:

illot dijo...

:)

Anónimo dijo...

un abrazo muy muy fuerte, dobles felicidades, estaba deseando un nuevo escrito y llegó el rayo.

Unknown dijo...

hablar de lo inefable siempre fue uno de los retos -y grandezas- de la literatura...

Hazte místico, como San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús ;)


Un abrazo, amigo.

Kl.

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