viernes, febrero 02, 2007

La noche de los cuadros



Se montaron en su coche, se pusieron los cinturones de seguridad y encenció la música, buena música pensó el mientras le veía meter con velocidad la llave y arrancar

.- Vete haciendo un par de ellas- le dijo cuando giro el volante para salir del parking

Jamás se habia imginado estar con el director del banco en semejante situación. La fiesta había sido por la conmemoración del vigesimo aniversario de la fundación. El director en medio del picoteo y las copas se le acercó y amablemente le dijo que había oido hablar muy bien de él, que todas las referencias eran estupendas y que le agradaba tenerlo en el equipo. Concluyó esa introducción con un contundente "Las cosas te van a ir muy bien a partir de ahora".
La conversación no se quedó en eso. El tan excelente conversador como era hizo uso de esa poderosa arma y esa oportunidad única de estar con el y se enganchó en una agradable conversación. Así fue copa tras copa. El director rapidamente dejó ver su facilidad para los estados euforicos y lo amigo que era de las buenas fiestas. El le aguantó el ritmo y bebió y se metió cocaina al rimto duro que imponía el director, pero esa noche llegaría hasta donde fuera. Al cabo de un buen rato el director le dijo de escaparse a su casa, oirian buena musica y estaría frente a sus cuadros:
.- Si paso mucho rato sin verlos termino extrañandolos. Necesito verlos, estar con ellos. Son como mi pareja. Tengo una relación emocional muy dependiente con mis cuadros.

Y ahí estaban, cruzando la ciudad en el coche del director. oyendo música que jamás hubiera imaginado que ese hombre oiría. Ritmos endiabladamente modernos que el desconocía.

Cruzaron el jardín andando, la iluminación le sorprendió. Le daba a todo un extraño toque de ficción, de algún modo aquello no le estaba pasando, pensó.
Al entrar en el salón el hizo un gesto grandioso con los brazos y casi gritando dijo:

.- Miralos. Estan vivos. Respiran. Son el alma de esta casa. Oyelos. Huelelos. Estan aquí y viven.

Fue adivinando algun autor. Reconoció uno de los picassos, un Tapies, varios Polock. Mientras el director se los iba presentando como siu cada uno de los cuadros fuera una persona:

.- ¡¡Este es la casa del jardín!! .. ¡¡Este es la gran cruz!!...Tocalos. tocalos. Sientelos.
Al cabo de un rato de euforias se sentaron y el puso mas copas y mas cocaina, la música estaba altisima pero no se quejó. EL director la subia e incluso bailaba, se quitó con fuerza la chaqueta del traje, lo lanzó contra uno de los Polock y cerró los ojos.
.- Baila... Que te vean los cuadros bailar.- gritaba para que se le pudiera oir.

El bailaba sintiendose ridiculo. Se sentía acelerado, nunca o muy pocas veces consumia cocaina y se sentía algo desgastado en ese momento.

.- Son mios. Son mis cuadros. Sabes. LAs grandes decisiones de esa puta empresa las he tomado mirandolos, oyendo lo que me dicen. Verdad, chicos?- y miraba a los cuadros
En eso entró alguein del sevicio, sirvió mas alcohol en las copas. Preparó mas cocaina y la ofreció a el y al director. El director dijo en ese momento al amable hombre:

.- Trae las pinturas. Traelas. Traelas todas.
Y el hombre desapareció. Siguieron bailando, la mñúsica cada vez mas alta y el director en un momento descolgó un Rothko y se abrazó a el como a una deseada pareja de baile:

.- Baila, baila con quien quieras- y el aprovechó y cogió un Picaso y bailó abrazado a el.

Entró al rato el hombre con las pinturas. Las traía junto a alguien mas del servicio. Todos los colores posibles, brochas,... Y ordenadamente las empezarona poner en el suelo. Fue en ese instante que el hombre se bebió la copa de un trago se quito la ropa y en calzoncillos empezo a lanzar brochazos sobre los cuadros.
.- Vamos!!, hazlo!!. Hazlo tambien, coño!!. Modifiquemoslos. Nosotros esta noche somos los artistas. Dejate llevar. Sientete Polock, sientete Rothko. Vamos!!. Gritaba.

En ese momento los dos con violencia empezaron a lanzar chorretones de todos los colores por todos los cuadros, por las paredes. Bailaban y gritaban.

.- Soy Tapies, soy picaso.

Todo repleto de colores. La música que reventaba.

A la mañana siguiente abrió los ojos. Estaban los dos acostados en calzoncillos en los sofás del salón. Levantó la vista, vio el resultado del aquel enloquecimiento. Se vistió silenciosa y rapidamente. Salió casi corriendo. Bajó por la calle de la urbanización. El sol de Julio era abrasador. Llamó a un taxi desde el móvil. Se fue a casa.




Nunca mas se supo de él.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

queridisimo, muy bueno este post.
Martin es un absoluto cretino.mi valoracion no fue descaminada, te doleria pero la hice con el corazon y con el cerebro, fui totalmente sincera.

¿porque piensa ese estupido que no volvere?. Te quiero


Le Prince de Beaumont.

Martín dijo...

Ajá! volvió!

Henry S. dijo...

Martín... Te presento a Le Prince de Beaumont.

Martín dijo...

Mucho gusto Le Prince de Beaumont, aunque ya nos conocemos, y para mi que eres pura coba... saludos!

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