jueves, febrero 22, 2007

Encuentro en una esquina de Madrid

Seguramente fue la situación mas dolorosa en mi vida. Habías salido casi de un portazo, yo estaba agotado en el sofá, agotado de mi, de ti, de todo. Lo decidimos y nos lo comunicamos a voces y al verte salir pensé que era inutil alargarlo. Hice una desordenada maleta, recogí todas esas cosas que había ido llevando todo ese tiempo y me fui. Dolía, me dolia hasta la piel cuando cerre el portal, cuando miré el numero encima de la puerta y con ese aire de mal poeta pensé que sería la ultima vez que cruzaría el 44 de esa calle. Me fui a casa de mi hermana unos dias, me busqué la vida otros. Esas etapas se abren a fuego lento, se van cocinando largo, con cuidado. Vas dando tumbos, mas perdido que el carajo y las cosas pesan mas de lo normal.

Me dolía mas que otras cosas, mas que nada, el despertar. Ese eco de saberte expulsado de tu propia vida, ese abrir los ojos y estar un rato sin saber muy bien que es lo que pintas aquí. Ese vagabundeo por la existencia. Estar con los otros sin estar, ver las vidas ajenas muy distantes de la tuya. Imaginé tu regreso a casa, siempre sospeché que en el fondo esperabas que estuviera cuando entraste, pero me había ido al carajo y no sabes cuan lejos puede llegar a estar el carajo.

Así que me fui acostumbrando, me fui desahaciendo del dolor, que como todo, tampoco es eterno. Fui cambiando de aires sin ser consciente de que estaba cambiando de aires. Y ¿tú? ¿Como ha ido?

1 comentario:

la pequeña tortuga dijo...

Pasado un tiempo,incluso lo vivido te parecerá un sueño....puede que ni siquiera estés seguro de que lo viviste realmente
Son los dos deconocidos

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