miércoles, febrero 07, 2007

La escalera

Ahora te quedas quieto en el descansillo, esta a oscuras y huele a cena. Por el cristal traslucido ves los reflejos de unas luces rojas, y la silueta de los edificios de enfrente. No hay ruido y sigues bajando. En el fondo es ese nervio, esa adrenalina la que te empuja, la que te lleva. Unos pisos mas abajo se abre una puerta y te paras. Suena el ascensor, sube o baja, se mueve en el estrecho tunel y sientes cierta claustrofobia. Suena la puerta, se cierra bruscamente y de nuevo el sonido de motores. Aceleras el paso para bajar, si la cuenta va bien y los nervios no han traicionado vas por el sexto piso, el momento cumbre sucederá dentro de dos pisos, si nada se complica, una vez pasado ese punto, los otros pisos los bajaras mas rapido aun, cruzarás el portal y saldrás a la calle, correras hasta la esquina y sentriás que todo se ha quedado a trás, otra vez.

El ascensor ha detenido el ritmo, supones que se bajará la gente que lo ha debido coger. En seguida oyes que vuelve a arrancar. Dos posibilidades: Alguien lo esperaba abajo y lo ha cogido según se ha abierto la puerta o alguien, desde arriba, lo ha llamado y el ascensor, ahora mismo, sube vacio, sin nadie. Arriesgas y aceleras. Descansillo del quinto. Todo a oscuras, el ascensor ha ido mas arriba. Se ha quedado parado, con lo cual deduces que la opción era la primera. Estas cerca del cuarto. Coges aire, cierras brevemente los ojos, te acaricias las sienes y avanzas, ahora si, con cuidado extremo. En cada peldaño vas poniendo el pie contrario, bajas uno a uno. Casi no respiras. ultimo tramo de escaleras. En la oscuridad ves el suelo del descansillo del cuarto. Bajas, bajas, dos escalones mas, un pie, otro pie y pisas con delicadez el suelo. Todo va bien hasta que se abre la puerta es ella. Torpemente saludas como buen vecino:

.- Buenas noches

Ella contesta seca, como siempre, va con la bolsa de la basura. Te mira incredula y con tedio dice:

.- ¿Vas a estar toda la vida espiandome?.

.- No te espio, Laurita. Creeme que no te espio. Sino que haga lo que haga, siempre lo parece.

En ese momento pones el balon en el suelo y sigues bajando las escaleras, sin cuidado, a saltos, empujando el balón con los pies. Corres. Cruzas la calle y llegas al parque a lo lejos estan ellos, les lanzas el balón.

Esa noche tampoco marcas gol

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