martes, octubre 31, 2006

Dos

Me fijé en un tipo que iba en el asiento de enfrente en el metro. Linea 10, avanza el tren a traves de los tuneles y observo a un tipo que me llama la atención no se muy bien por que. Va leyendo y agita la pierna a gran velocidad, de vez en cuando levanta la vista y la vuelve a apoyar en una página de su libro. Así avanzamos varias estaciones. Monótonamente atraviesa el metro la ciudad, van entrando y saliendo gentes hasta que llega a la estación de mi destino. En una última observación veo que el hombre que lee se queda en su sitio leyendo y agitando la pierna. Me acerco a la puerta y percibo el comienzo de la frenada. Me bajo y se baja mas gente, empiezo a subir uno de los varios tramos de escaleras mecánicas que debo ascender hasta llegar al suelo, pienso en la cantidad de gentre que somos. Mucha gente sube, mucha gente baja a ritmos desiguales, una maraña de gente constante. Me fijo en los que bajan por el otro lado, ese efecto de subir mientras otros bajan, un extraño acercamiento-alejamiento. Es entonces cuando veo que el hombre que había visto en el vagón viene bajando por el otro lado. Una sensación extraña me golpea, me fijo bien y sin duda es el mismo hombre que tambien estará avanzando por los tuneles del metro, que seguramente ya haya alcanzado la estación siguiente y sin emabrgo le veo tambien ahí, bajando despacio, leyendo el mismo libro.

A partir de hoy me fijaré en cada una de las personas con las que me cruzo, creo que nos repetimos.

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