sábado, noviembre 28, 2009

Historia al azar

emgjep nvoevpv nvowinv kdvnqvn nvnd i v onvovm opnwekfl cnp mpefmfpe mepwfmwepmf


Estaba tratando de escribir un texto al azar. Es decir, jugar al azar con todas sus consecuencias. Lanzar los dedos a lo loco y ver que pasa. El resultado, por mas que lo busco, no tiene sentido. Me puedo poner analítico y sacar algunas conclusiones estadísticas. Hay unas letras que aparecen con muchísima mas frecuencia que otras, hay algunas que ni siquiera aparecen. En una mirada rápida saco que la m, por ejemplo, tiene una presencia notable y que no ha aparecido una a, con lo bien que viene siempre una a. Con la apertura que da la a. Con lo que reverbera esa letra. Pero el caso no es ese, el caso es que he lanzado los dedos con la intención de encontrarme con un texto alucinante. No voy a ser yo el que niegue que quizá sea el mejor texto que he escrito, porque mucha diferencia no hay entre éste y cualquiera de toda esa masa enloquecida que hay ahí abajo. Podría memorizarlo, aprendérmelo de memoria y sacarlo en conversaciones: "emgjep nvoevpv nvowinv kdvnqvn nvnd i v onvovm opnwekfl cnp mpefmfpe mepwfmwepmf" pero la pronunciación parece mas compleja que el húngaro. Tampoco aportaría mucho a futuras conversaciones. Aunque estaría bien soltarla de repente y argumentar que estas muy contento porque ese es tu mejor texto o el texto que el azar te ha regalado como obra maestra. El asunto va mas allá, o eso queremos aparentar siempre, que todo va más allá, que lo aquí dicho contiene mucho más. Entonces visto así, bien mirado, el azar me ha regalado un texto apasionante, perfecto, sublime. Bien leído, ya en la prímera palabra se deja caer el enfrentamiento de un hombre de su época frente al destino, frente al tiempo. emgjep, también podría ser el nombre del protagonista de la historia breve y extraña escrita al azar. emgjep, ese héroe desterrado, víctima de un destino cruel, de un destino sin sentido. Porque esa es al final la gran metáfora, lo que no se lee pero queda dicho. emgjep es otro de nosotros, un muñeco del azar que dicta a su antojo, sin reglas, sin formas precisas y que nos mueve por un tablero indescifrable. Eso podría quedar dicho, pero no. No es eso. La idea inicial era ver que pasaba. Realmente por teclear no cobran, así que lanzas los dedos a las teclas, le das golpes que en el fondo irán sincronizados con algún biorritmo que desconoces y aparece esa maraña caótica y te quedas pensando que si esto fuera un juego de cartas tenías una mano horrorosa. Porque si de repente hubiera aparecido una palabreja, una cualquiera, si hubieras tecleado enloquecídamente durante ocho o siete segundos y apareciera que se yo, una palabra miserable, una cualquiera. Este texto de análisis hubiera sido de locos, porque entonces nada de esto hubiera aparecido sino que todo hubiera girado en torno a la magia del azar y esa palabra fortuita, pero aparece eso, ese mogollón y bueno, te pones a escribir este texto de análisis con una sensación de desengaño, de segundo premio. Un poco como la historia de emgjep que abre el texto y se enfrenta a ese destino indiferente, caótico. Un azar indescifrable, juguetón y algo cruel. Quizá sea eso, quizá sea esa metáfora lo que esconde ese texto al azar. Quizá de eso hablan esos teclazos al azar, que narran la historia de ese protagonista confundido. El trágico y cruel destino de emgjep. Quizá sea eso o quizá no sea nada, sino un montón de letras que bien miradas no dicen absolutamente nada. Signos, interpretaciones. El viaje de ida y vuelta.

No hay comentarios.:

Mi lista de blogs

Afuera