martes, noviembre 17, 2009

En el túnel

Llevábamos diez meses trabajando en el túnel. La obra se había complicado por muchos asuntos que nunca se aclaraban del todo. Al principio hicieron un corte muy brusco de personal y éramos realmente pocos para avanzar con cierta fluidez. Luego, incluso, estuvimos algunos días parados, sin avanzar nada. Luego nos dijeron que trabajáramos a la mayor velocidad posible, doblaron la plantilla y trabajamos con turnos de día y de noche para que la obra estuviera en constante avance. Nos pusieron una fecha para terminar, al menos el grueso de la obra, excesivamente apretada y el jefe de obra trasmitía con furia la presión a la que le sometían sus jefes que a su vez eran sometidos a mucha presión por alguien invisible que era sometido a presión por alguien aún mas invisible aún. A la altura del 17-8 hubo una complicación en la excavación porque la tuneladora se encontró con un muro metálico imposible de atravesar. Uno de los ingenieros apareció de urgencia y la primera orden que dio fue seguir cavando, ignorar el muro, atravesarlo y echarlo abajo, pero fue imposible. La tuneladora incluso sufrió una avería. El asunto del muro se complicó. EL ingeniero junto a gente de su equipo estuvieron una mañana sacando fotos y describiendo la posición y posibles usos. Aquella mañana a la hora del desayuno todos salieron pero yo me quedé comiendo el bocadillo junto al muro. A veces me gustaba quedarme en esa parte del túnel solo. Los túneles en plena obra y cuando están vacíos tienen un silencio que jamás he percibido en otro lugar. El silencio de los túneles en obra es parecido al silencio absoluto, que seguramente no exista. Pero hay una sequedad total, un apaciguamiento, un colchón invisible que condensa el vacío y lo extiende y tiene algo de enigmático quedarse a solas en un túnel en obras. Comí mi bocadillo sin prisas, frente al muro metálico, iluminado por una tenue luz de lámparas. Me puse en pie, no hubo eco, nunca hay eco cuando el túnel se queda vacío, y me acerqué hasta el muro. Toqué el muro con la mano y descubrí que ese metal reflejaba. El metal estaba lleno de arena, de polvo, pero reflejaba y vi mi reflejo en el muro. Me vi solo en el túnel, me vi de frente luego busqué alguna señal en el muro. Pensé durante un rato que ese muro contestaría algo, sería una respuesta, algún tipo de señal. Busqué una puerta, busqué un jeroglífico, busqué mas imágenes, otros reflejos, pero sólo me vi a mi y lo que llevábamos de túnel tras de mi. Empecé a escuchar a mis compañeros a lo lejos, el bullicio de todos. Guardé mis cosas en la mochila y les esperé encendiendo un cigarro. Cuando llegaron el superior me dijo que no debía fumar en el túnel, que la próxima vez no había más avisos. Lo apagué apretando la colilla contra el muro. Fue así que descubrimos lo que era aquel muro. Eso es todo lo que tengo que decir.

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