miércoles, julio 25, 2007

Crónica policial

Cruzaron la puerta, cosieron a balazos a nuestro protagonista y se largaron. Se quedó la puerta abierta y el cuerpo extendido en la moqueta de un salón mas bien pequeño y sucio, en la televisión seguian narrando una etapa de montaña del tour y entraba un sol de justicia por la ventana. Había muerto un hombre, pero nadie lo notaria, era el hombre mas solitario del mundo.

Algunos meses antes nuestro protagonista, cansado de soledad y pobreza, había tratado de dar un giro a su vida, hastiado de trabajar de vigilante en una fabrica de la zona industrial de la ciudad, agotado de monotonías y aburrimientos extenuantes, conoció una noche a una banda de traficantes de órganos. No sabemos o es indescifrable el camino de como llegaron a tratarse, como nuestro protagonista descubrió y fue aceptado por esa mafia terrible, pero ese hombre inocente, movido por la esperanza de una vida mas amena y menos triste se vió involucrado en un extraño secuestro. Aquellas noches en la fábrica donde el tiempo no pasaba se convirtieron entonces en movimientos ajetreados y turbios, las noches se convirtieron en un verdadero campo de acción y el dinero aumentó sin demasiado esfuerzo. Era sencillo, el debía trasladar los cuerpos recien secuestrados en un coche hasta un pueblo donde se realizaban las tareas de "despiece". El viaje era violento y extraño, el secuestrado era introducido en el maletero sedado para minimizar la violencia, el arrancaba por la carretera de salida hacía el su y viajaba unas tres horas en medio de la madrugada. Casi siempre, a mitad del viaje, el secuestrado despertaba y tomaba conciencia de su situación y durante toda esa segunda mitad del viaje los gritos desesperados inundaban con violencia el coche. Nuestro protagonista conducía con precisión, nervios de acero forjados en esas noches de soledades y vacios en esa zona industrial que espantaba hasta a los mas malos. Pero era dificil mantener la calma, una hora y media de gritos de auxilios, de miedo y pánico que venian desde el maletero.

Una noche, una noche como otra cualquiera, un error y un descontrol pueden, sin embargo, acabar con algo que en seguida se había vuelto rutinario. Viajaba nuestro hombre veloz y algo nervioso esa noche específica. Comenzaron los gritos, agitado frenó el coche en medio de la oscuridad de un punto intrascedente de la autopista. Ningún coche a los lados, pero la amenaza de un control policial algunos kilómetros mas adelante. Nuestro hombre abre el maletero y con voz nerviosa y angustiada le dice al secuestrado que corra, que huya, que se largue y olvide para siempre. El secuestrado sale del maletero ayudado por nuestro protagonista, se mantiene a duras penas de pie, mareado y con nauseas pero movido por un brutal e indomable instinto de supervivencia sale corriendo, torpe, hacía la oscuridad de ese campo que se intuye en la noche. Nuestro protagonista arranca el coche y realiza la misma ruta, los mismos gestos, repite cada acto.

La banda es minimizada por la policia, varias detenciones, varios titulares en el periodico. De lo que jamás se hablará, de lo que nunca se sabrá es de ese cadaver o de como nuestro protagonista se convirtió en cadaver.

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