miércoles, enero 03, 2007

Vidas honestas

Hay personas que viven en una hermosa honestidad. No se engañan y casi nunca o nunca tratan de engañar a los otros. No quisiera definirlos como buena gente, en principio salvo excepciones, todos somos buena gente. Lo que me gusta de ellos es algo mas que su bondad, pues no es esa su caracteristica, aunque no carezcan de ella. Son sobre todo honestos. Honestos consigo mismos y casi siempre con los otros. Su vida es sencilla por asumir sus complejidades, que las afrontan sin vendas en los ojos, las miran de frente y las asumen como asumen las complejidades y los recovecos de los que viven cerca. Se saben distintos pero no resaltan esa diferencia, viven con una cierta nostalgia por que su honestidad viene de la añoranza de un mundo perdido y aun sabiendo que es dificil reconstruir aquel lejano paraiso, lejano por irreal, asumen las actitudes que podrían hacer de este un mundo mas justo o al menos mas amable pero no exigen que todo sea como ellos piden, ven la realidad de una manera pero saben que es solo una manera de mirarla, no la imponen como una única, como objetiva. Son libres mentalmente y viven con cierta libertad, pero saben que la libertad, muchas veces, es un ejercicio de disciplina, con reglas y aun conocedores de una libertdad total, saben que la libertdad individual es un complejo acto colectivo. No evita esto ciclos de decaimiento, no es sencillo no engañarse y hay veces que su sana sinceridad los lanza a periodos de desasosiego.

Asumen, si se puede hablar de ello, sus derrotas pasadas o mas que derrotas aquellos actos fallidos o que generaron dolor o amargura en los otros. No se esconden y hablan claro, no temen la discordia aunque no se obsesionan en buscarla. Si hay que decir las cosas las dicen pero sin agresión. Lo malo de la sinceridad, muchas veces, es como viene acompañada, en este caso viene sin aliños, pero cuando no hay aliños tampoco viene con sabores agrios o amargos, ecos de otras épocas. Es mejor la verdad cuando es así, solo la verdad, que cuando viene disfrazada, escondida, metida en un sobre bomba, irreconocible. Dificilmente encontramos quien nos diga la verdad, asi, sin mas. La verdad a secas ya no viene, y cuando viene muchas veces no nos la creemos. Las vidas honestas saben que la verdad no es única, pero no ocultan lo que para ellos fue una verdad. No la estampan, ni la cuelan bajo la rendija de la puerta, la dicen así sin mas, sin adornos ni promoción. La verdad que ellos creyeron que fue. Sin imponerla, sin machacarnos con ella. Con su verdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Curioso y "apetecible" comentario.

Un saludo.

Juanra.

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