viernes, febrero 24, 2006

Lilliane Leprince

Lilliane Leprince, mi tía. Nació hace algo mas de sesenta y cinco años. Mujer de un caracter solido y contundente, fue la encargada de criarme al morir mis padres en un accidente de tráfico. Lilliane Leprince, se separó joven de su primer marido, de su único marido, al ser este un borrachuzo y un mujeriego de los de antes, de los de verdad, de los incorregibles. Está actuó como ha hecho a lo largo de su vida, no hubo gritos, no hubo peleas, no hubo recriminaciones. cambió las cerraduras de las puertas, ordeno cuidadosamente las cosas de este, las metió en maletas y una noche, ya de madrugada, las sacó a la puerta y hasta allí duró aquello. De mi tio politico poco se sabe, se largó a Paris a buscar mas alcohol y mas mujeres y desapareció como desaparecemos todos, devorado en el anonimato de la urbe.

Me crie en esa casa en la que viviamos solo los dos. Maltratados ambos por el destino, hemos tenido, siempre, un vinculo especial. Mujer de pocas palabras, pero de efectivos consejos. "Henricito, tu vete, tu vete de este pueblo, tu vete de esta mierda que nos ahoga. Tu saldrás adelante". Crecí y me fuí. A veces la escribo cartas y una vez al año la voy a ver al pueblo, paso un par de dias con ella, comemos, paseamos por la montaña y me voy, siempre dirección a algun viaje que las vacaciones me regala.

La tia Lilliane fue una mujer siempre muy atractiva, lo que hizo que despues de separarse de aquel hombre, mucho moscardon se paseara por la casa. "Son como moscas estos tipos. No se dan cuenta que para una mujer un hombre mas es un hombre de menos. Olvidan que los gemidos no van a ellos, ellos son un puro instrumento. Tu tampoco lo olvides"., pero la Tia Lilliane un buen dia se enamoró. Era un tipo que llegó al pueblo a trabajar en la construcción del pantano, el ingeniero, le llamaban. Un tipo culto, de esos que no se veían por allí. Con mejores armas para la seducción, el Ingeniero se las ingenio para seducir a la buena de Lilliane Leprince. Pero mi Tía no se dejaba arrastras por las emociones que consideraba inferiores, se deshacía por el ingeniero, pero no mostró debilidad ante aquel. Alguna noche el ingeniero vino a cenar a nestra casa, comiamos los tres y luego yo me iba dentro, mi intención era siempre espiar, pero al despedirme Lilliane me decia:"Y ahora Henricito, no te me pongas detrás de la pared a oir lo que hablamos", aquello diluia cualquier intención de escuchar la conversación ajena.

Un buen dia el ingeniero apareció muerto cerca de la construcción del pantano, y con su muerte desaparecieron para siempre las intenciones de mi Tia de rehacer su vida. "Una caida tonta" fue la causa de la muerte. Hubo un entierro en el pueblo al que acudieron, para sorpresa de mi Tia, la mia y del pueblo entero, la esposa y un par de hijos del cadaver. Lo enterraron en alguna parte que ahora el agua del pantano cubre a modo de homenaje. Alguna verano vi a mi tía al atardecer bajar a bañarse, yo la seguia a escondidas, y la veía a solas desnudarase y nadar en esa parte del pantano que cubriría con una enorme masa de agua el cadaver del ingeniero. Buceaba desnuda, se removía como lo hacen las tipas que hacen nado sincronizado en los juegos olimpicos y luego salía del agua algo mas feliz. Se vestía y volvía a la casa. Alguna tarde de verano aquí en Madrid me he preguntado si a esa hora mi tía seguirá bajando a hacer su sagrado rito, el único acto erótico que habrá practicado en los últimos treinta años.

Siempre quise que Lilliane Leprince hubiese rehecho su vida. Yo siempre supe que de aquel pueblo me iría, pero siempre me ha desagradado tener allí sola a la mujer que me dió la solidez de una casa. Aunque ella es feliz o si no feliz, no vive con amarguras. Se adaptó con facilidad a las desviaciones del destino. De esas gentes , quizá no optimistas, sino algo mas, de esas gentes duras, fuertes. Que nunca es suficiente el daño como para que los paralice. Que se van amoldando al tiempo, a lo que va viniendo y no se enrredan en el eterno laberinto del pasado. Lo que pasó se quedó atrás.

Siempre te querré. Madre Lilliane

Henry S. Leprince

2 comentarios:

Guy Monod dijo...

Lilliane Leprince.... ese nombre promete. Tiene un aquel de, digamos, "cinematográfico".

.Guy

Anónimo dijo...

Que coqueto esta este blog ahora, no habia visto el nuevo look...

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