domingo, junio 07, 2009

Los idiotas

Encontró la película, que el consideraba formidable, en un antiguo café de aire decadente del centro de París. Perseguidor enfermizo del material amplio del movimiento cinematográfico " El aire troll", cuyas virtudes nadie ve, salvo un grupo de niños ricos de treinta años con tendencia al aburrimiento y con la inmensa necesidad de marcar tendencia fuera de la tendencia, busco aquella película que terminó encontrando con el mismo esmero con el que muchos años antes había buscado la colección de cromos de una serie de dibujos animados que tanto le gustaba ver cuando salía de clase los días fríos y lluviosos de invierno. La película,"la mejor película de El aire Troll", era, según los diecinueve entendidos del movimieto, la obra cumbre que conjugaba con maestría todas las características fundamentales del movimiento.

.- Violencia innecesaria
.- Bajo presupuesto
.- Cámara VHS
.- Irreverencia
.- Incoherencia
.- Aburrimiento
.- Sonido distorsionado
.- Ningún personaje

Conocedor de ese dato fundamental, buscó la película con vehemencia. Tener esa obra en las vitrinas de su casa, mucho podría parecerse al roland garros que Federer consiguió en junio del 2009. Así que busco, buscó enloquecido. Buscó en la vida de su autor, Alejandro Poro, Un joven de clase alta, nacido en una familia de una ciudad del norte de España que fue erasmus en Dinamarca y que vivió en el norte de Italia y el sur de Francia, en Brujas y en Amsterdam. Que grabó la película una madrugada de sábado en la capital francesa, después de consumir algo mas de un gramo de cocaína y deprimirse en una fiesta que se daba en honor al cine post gore en una fabrica habilitada como centro de cultura underground del siglo 21. Grabó al película en tiempo real y dejó la cinta guardada en una caja que nadie abrió la mañana que apareció muerto en una acera de la ciudad, al amanecer, con un alto grado de alcohol y droga en la sangre. La caja fue enviada a sus padres, que aún le mantenian económicamente. No la abrieron por dolor, por trauma. Meses después, un amigo llamó a la casa de los padres y preguntó por la caja. Pidió por favor que la abrieran para ver si dentro estaba un paquete de fotos en blanco y negro, la madre contestó diciendo que la acababa de abrir y que no, que el paquete no estaba, que había una cinta. El que llamaba, que luego se supo era Manu Manel, pidió por favor que si le podían enviar esa cinta. Le llegó, la vió y juzgó la película como obra maestra. Se fue de París y dejó la cinta en el café de un amigo. Ahí, nuestro protagonista encontró la película. La vió y pensó, con desgana, que le había dejado de interesar " El aire troll", cogió la cinta, la quemó y ese acto lo grabó. No puso música, no acompañó con audio aquellas imagenes, pero había fundado, sin saberlo, una nueva tendencia, por supuesto caduca, de cine de culto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que fume!

CL

stel dijo...

Me ha gustado eso de la tendéncia al aburrimiento, una gran verdad!
Muy buenos días!!

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