lunes, junio 15, 2009

En el viaje

Se sienta en una pizzeria de Guanare. Piensa en lo mal aplicado que está el concepto "Pizzeria" en ese local. Realmente es un lugar donde dan arepas, hamburguesas y porciones de pizza de manera rápida, la decoración no existe, sino un montón de objetos que se suman unos a otros y el servicio se reduce a una persona que te toma el pedido, te lo entrega en una bandeja y te cobra, eso si, con un uniforme que evoca, o eso pretende, los uniformes de las grandes cadenas de comdia rápida del mundo. Afuera hace un calor infernal, es mediodía en ese lugar donde empieza el llano. Está sentado en una mesa que da a la calle. En la misma calle donde diecisiete años antes fumó marihuana por primera vez. En ese instante recuerda aquella noche de carnaval que terminó en un río y reflexione y se pregunta dos cosas en una, ¿Por qué carajo ha terminado volviendo a Guanare y por qué fue en Guanare que fumó marihuana por primera vez en su vida?. Las dos preguntas le parecen irreales porque su respuesta no existe. No hay porques para muchas cosas, entre otras la vida, se dice a si mismo golpeado todavía por la intensidad del calor y por el sauve delirio, parecido al de la marihuana, que siente en ese instante.

Sale a la calle. Pasa un perro que le parece enfermo. Sigue de largo. Se montra en el coche que le conduce por todo el viaje, un Malibú que está destrozado pero que, eso si, le permite usar su iPod. Arranca, sale a la carretera en dirección Barinas, pero no pone música. Enciende el aire acondicionado a pesar del sonido terrible que emite. Unos minutos después lo apaga, baja el cristal. Recuerda a su padre, a su padre conduciendo por esa misma carretera veinte años antes. Trata de recordar cosas de aquel viaje que hicieron en aquel año, en aquel diciembre extraño que vivieron. Avanza por la carretera. Se detiene en el arcen. No pasa nadie. Siente un calor tremendo. Se quita la camiseta y se apoya debajo de un árbol que no reconoce porque no tiene ni puta diea de botánica. Recuerda a Lola y siente ganas de acostarse con ella lo que le lleva a pensar en masturbarse en medio del llano. No lo hace. Vuelve al coche pero no lo arranca. Saca la marihuana de la mochila y fuma. Enciende el iPod y se pone una canción que le parece muy efectiva para potenciar la sensación de viaje mental. Se hace el porro, lo enciende y antes de aspirar huele el exquisito aroma de la marihuana. Fuma. Vuelve a fumar. Mira el humo, escucha la música. Piensa en Lola. Fuma. Mira el humo. Escucha la guitarra, como si esta se despegara de la capa uniforme de la canción, como si se desprendiese y caminara sola por un espacio irreconocible pero calido, ameno, con una textura muy orgánica. Fuma. Piensa en Lola y siente uuna leve erección. Piensa en la autonomía del pene, en la autonomía de los órganos del cuerpo, piensa en el cuerpo, en sus ritmos diferentes, en esa convivencia enloquecida de celulas y sustancias. Escucha la música. Ahora la guitarra vuelve a su plano, es la batería, mas concretamente los platos, los que viven esa independización. Explotan y reverberan durante una cantidad de tiempo incalculable. Suena el plato, parece un brillo, el reflejo de ese sol bestial en medio del llano. Vuelve a fumar y cierra los ojos. Se detiene un coche a su lado. Baja un tipo, se acerca hasta el Malibú.

.- ¿Sabe como puedo llegar hasta Guanare, me he perdido?

.- Tiene que retroceder. Treinta kilómetros antes está la salida. Está indicado.

.- Coño, pana. No lo he visto. Gracias, broder.

El tipo vuelve a su coche. Arranca, gira y vuelve. Se termina la canción. Ve que el humo aún juguetea por el coche. Arranca y sigue. Por la noche, después de bastantes horas, llega a Mérida. Se queda en un hostal barato que no tiene vistas. Recuerda a Felix y a Jenifer, al rato recuerda a Jackeline, también una camiseta y un burro, una sopa, a un montón de gente escondida por algún lugar de la memoria. Cierra los ojos, está agotado pero no puede dormir. Se fuma otro porro, se pone el iPod, selecciona una canción que hacía mucho tiempo que no escuchaba. La escucha, la va escuchando y se queda dormido.

A la mañana siguiente se encuentra, por fin, con su destino.

No hay comentarios.:

Mi lista de blogs

Afuera