martes, junio 02, 2009

Escribir sobre escritura

No estoy para ficciones, pero tampoco para realidades.

Creo que debo detenerme y corregir. Esa es la nueva misión. He descubierto que es la tarea mas amplia e infinita que he realizado nunca. La variación infinita de una frase. El camino a elegir. El valor preciso de cada palabra. Hay en corregir mucho de aceptarse. Si lo hago es porque de algún modo empiezo a aceptar esto que escribo.

Cada texto lleva subterráneamente otra historia además de la que cuenta. Es eso precisamente en lo que consiste corregir, en desvelarte lo que sin querer también has contado. Tiene mucho de psiquiatría. Primero se escribe bajo cierta inconsciencia, ese es el paciente. Luego se interpreta eso escrito, ese es el psiquiatra.

Ciertamente en eso de escribir hay mucho de salvación. Es un acto que se asemeja a la risa. Libera algo que de no hacer jamás se comprendería. Ayer por ejemplo escribí mucho rato algo sobre por que me gusta la música que me gusta y comprendí cosas que jamás había sospechado.

Es curioso, a pesar de mi tormento frente a la escritura, para muchas cosas prefiero mandar un mail que hablar en persona. Siento que soy mas preciso. Hablando suelo ser caótico y mucho menos concreto, si cabe, que escribiendo.

M escribe de una manera realmente curiosa. Juguetea mucho mas que hablando. M mueve las frases como pequeños juguetes. Me gusta recibir correos o sms de M, porque veo otra parte que permanece invisible.

Con J sucede algo bien parecido, en el sentido de transformación. Las reflexiones de J sobre sus dibujos son memorables. También descubro a otro ahí. Digamos que accedo a una parte que se sospecha pero que al leerlo se hace evidente. J lanza y observa. Creo que usa la escritura de un modo semejante a la que la uso yo, para ver con lejanía entrando a lo mas profundo.

I es otra cosa. I se mete a la batalla. Es él contra él. Es un juego de espejos.

Recuerdo leer algo de C. Sucede lo que sucede cuando habla. Hay exceso, pero un absoluto temor a bucear. C parece esa gente que rellena su casa de cosas y cosas y cosas. En el caso de C no hay liberación escribiendo. Al contrario, hay maquillaje, hay impostura.

En cuanto a los escritores eso es otro universo. Iba a hablar de Conrad, que de alguna manera es la forma de escritura mas impactante a la que yo he accedido, pero no se si es sensato hablar de alguien a quien sólo he leído traducido. Me impresiona de Conrad o de las traducciones de Conrad la precisión del instante. Siento que Conrad es una sucesión de narración de instantes muy precisos, desde una perspectiva absolutamente psicológica. Se detiene en un punto muy preciso de cada instante, pero se detiene en algo concreto de manera muy abstracta. Por ejemplo en Lord Jim: " A nuestro alrededor reinaba la calma hasta donde el oído podía alcanzar. La neblina de los sentimientos de Jim se estremecía entre nosotros, como perturbada por sus luchas internas; y, en las fisuras de ese velo inmaterial, él se revelaba ante mis ojos observadores como una forma definida y elocuente con un vago atractivo, cual figura simbólica de un cuadro".

Recuerdo algo de Mecm. Una vez leí un su blog una frase que realmente no aportaba nada a la historia universal de la literatura, pero nada mas leerla pensé: " Es así como me gustaría escribir". Ese es otro caso curioso. También en Mecm hay otro invisible cuando escribe, otro que no se ve a simple vista. Diría que Mecm es mucho mas agudo racionalmente. Se le comprende mejor como individuo. Aquella frase intrascendente, que seguramente ni el mismo recuerde era esta: "De Urko Suaya no hablaré mucho, solo diré que hace las fotos de chicas desnudas para una revista de aquí de Buenos Aires llamada Love, una revista pretenciosa (escrita en inglés y cara) de la cual me gustaría ser el fotógrafo." Es exactamente la parte final la que me atrae. Hay una honestidad total, pero no en el hecho de reconocer que a pesar de ser una revista pretenciosa le gustaría trabajar en ella, sino la honestidad con la que está escrita. Me cuesta comprender que es exactamente lo que me atrae de esa frase, creo que es el ritmo, la dirección exacta en la que va.

Volviendo a escritores. Realmente suelo estar mas pendiente precisamente de eso, de la forma que de el contenido. Por ejemplo, con Borges la forma me mantiene distante. Borges es frío, sin embargo a veces se cuela un desgarro emocional que asusta. Hay frases muy escasas en cada cuento de Borges que son, casi seguro, confesiones íntimas. Creo que es ahí donde Borges resulta tremendo. Los cuentos van distantes, filosóficos, fríos y por ahí en medio se cuela, sin aviso, seguramente con mas calculo del sospechado, una frase demoledora, mas emotiva que cualquier confesión suicida. Casi pasando desapercibido, casi, casi, ajeno a la trama, al contenido, aunque nada sea ajeno nunca en Borges. En Borges todo es ficción y aprovecha esa telaraña de ficción para soltar autenticas bombas.

En estos días había una polémica bastante insulsa para el bombo que le dan entre un crítico de cine y un director. Siempre he observado con peculiaridad a ese crítico. Es un caso curioso, no tiene ni puta idea de cine. Sabe porque ha visto mucho, pero desconoce mucho de su técnica, de su historia y es poco académico. Es bastante prejuicioso y sus críticas son repetitivas en adjetivos. Se mueve entre tres o cuatro denominaciones y desde ahí maneja toda su profesión. Sin embargo hay en su forma de escribir algo que me llama la atención. Creo que escribe, también, confesando todos sus miedos y dudas. Tengo la impresión de que es un tipo absolutamente autodidacta y esa inseguridad intrínseca que va con todo autodidacta emerge en cada crítica. Estoy casi convencido que cada vez que termina una crítica siente temor. El temor de todo autodidacta sabedor de que técnicamente y académicamente, lo que hace es absolutamente imperfecto. Eso transpira, inevitablemente, cada uno de sus textos.

Ayer leí los blogs de F. Ese es otro caso. De algún modo F se maneja bien en todos los aspectos. No reprime emociones pero es un erudito. Me encanta cuando con una frase describe, por ejemplo, el momento en el que empieza a escribir. Ubica todo en un presente, da datos objetivos pero hay una emoción tremenda: "18-04-03: Viernes Santo. Mañana lluviosa y fresca". Realmente no hay emoción,es pura objetividad, pero el tipo ya te ha llevado a su instante. Como lector ya sientes curiosidad por lo que va a suceder a partir de ahí.

El uso de adjetivos no es casual. Si algo viene de muy dentro son los adjetivos que usamos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Imposible explicar sin exagerar cuanto me gustó este post. De vez en cuando te dejas ver.

Eres grande, HS.

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