domingo, diciembre 21, 2008

No hay destino

A los dieciseis años dejó embarazada a la chica que iba a limpiar su casa tres dias por semana. Ese fue su primer encuentro con el sexo. La chica desapareció y sólo años después apareció con un chico de diez años con la intención de pedirle algo de dinero ante una situación desesperada. Conoció a su hijo, y decidió, sin muchas dudas, que el dinero que tenía se lo iba a dar. Quedaron en verse tres dias después. Sin mas datos, sin saber nada mas. Se despidieron amablemente y sintió algo parecido al cariño ante ese muchacho callado y de mirada melancólica. A los tres dias acudió a la cita, esperó pacientemente durante tres horas con un cheque que contenía todo sus ahorros, pero la mujer no apareció. Jamás volvió a aparecer, ni la mujer ni su hijo. No supo nada mas. Los siguientes años siguió su vida. Viajó al extranjero, mantuvo varias relaciones insatisfactorias y finalmente conoció a una belga con la que se fue a vivir a Lisboa. Por un mótivo extraño o quizá realmente común, jamás hablaba de su hijo, tampoco hablaba de aquel episodio de cuando la madre y el chico aparecieron diez años después. Al año de vivir en Lisboa soñó que veía a su hijo y comprendió al despertarase que quizá debería buscarlo, pero pasadas unas cuántas horas olvidó la épica de aquel intento. Por lo tanto su vida siguió otro curso, o el curso que habia decidido de antemano, o un curso no dictado, sino un camino que se va haciendo a cada paso, un camino tapado que se va abriendo a hachazos. Años después su madre, una mujer venida a menos, con una salud delicada le llama y le dice que un hombre joven le anda buscando, inmediatamente sabe que se trata de su hijo, su único hijo. Tras varios movimientos, llamadas y conversaciones serias, queda con aquel tipo de veinticuatro años. Coge el avión en Lisboa y viaja hasta su país. Se citan y se encuentran finalmente. Pasan una mañana juntos caminando despacio y hablando mas bien poco. El hijo pregunta al padre por su vida mas casi por tapar el silencio que por alguna curiosidad, el cuenta sin entusiasmo sabiendo que su vida, realmente, no tiene nada de atractivo y realmente hace balance en ese instante de su existencia y se siente, de repente, derrumbado. Le invita a comer y el padre le pregunta por aquel episodio cuando apareció con su madre catorce años antes. Le explica que el acudió a la cita, que llevaba dinero y que su intención era ayudar a su madre a la que intuyó realmente preocupado y en problemas. El hijo contesta que nunca fueron porque su madre murió aquel dia, justo cuando iban a salir de casa para ir a la cita. Luego descubre que el chico ha llevado una vida agitada, de casa en casa, sin una ayuda. Que a los catorce años cogió una mochila y se largó a la costa, que allí vivió trabajando en una fábrica de conservas. Que creció y se fue afincando en aquel pueblo, pero que le perdió el acostarse con tantas prostitutas. Se perdió en los prostibulos y cogió muy mala fama en aquel pueblo. A los diecinueve años se largó mas casi por huida, llegó a una ciudad del centro, consiguió trabajo de conductor de autobus y creció en él una profunda fé religiosa. Conoció a Laura, una chica del barrio. Y tras un silencio extraño define a Laura como el viaje al infierno. Con Laura empiezan a robar, viven en un rancho en un barrio peligroso de la periferia, perr Laura tiene un poder inmenso en la zona. Al principio roban en la calle, a la gente que deambla a última hora. La ambición crece y Laura tiene algo de insaciable. El deja de trabajar y se dedican unica y exclusivamente a eso. Roban en autobuses, en gasolineras, en tiendas, atracos hasta que les pillan y les encierran. Pasa dos años en la cárcel. Al terminar el episodio de repente vuelve a Laura y dice que en el fondo, lo único que le movía era el sexo con Laura. Que si la siguió es por que acostarse con Laura era una droga. Al salir de la cárcel vuelve a la capital, de donde nunca se debió ir, concluye. Consigue trabajo de camarero y se enamora y decide buscar a sú padre. El se queda callado, ve a su hijo y comprende que realmente la vida no tiene dirección ni sentido. Le pregunta de nuevo por la madre. El dice no saber realmente de que murió, que se vistieron para ir a la cita y que cuando cogía el bolso y las llaves se desplomó en el suelo. Que estuvo un rato ahí quieto, sentado esperando, que era pequeño, tenía diez años. Que aquella imagen aún le duele. Finalmente llamó a su tia por teléfono y ya todo sucedió en otro terreno, en el de los mayores, a mi me quitaron de todos esos trámites. al terminar la comida se quedan callados, el padre no sabe que decir. Le pregunta si necesita dinero, si necesita algo pero el hijo dice que no, que el dinero realmente no sirve para nada. Se despiden en la puerta del restaurante. Finalmente se abrazan y quedan en hablar. El padre coge el avión a Lisboa y vuelve a su casa. Evidentemente jamás se vuelven a ver

1 comentario:

Anónimo dijo...

el destino es el conjunto de esperiencias que cada uno elije vivir.

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