sábado, enero 14, 2012

Beto o el Demonio y su destino

 Eran amigos del Demonio. En realidad eran amigos de Beto, pero Beto podría haber sido, sin ninguna confusión, el Demonio. Beto murió joven, como correspondía. Cualquiera que le hubiera conocido habría apostado por ello. El día que te lo presentaban y le veías actuar, moverse, hablar, maquinar, te decías a ti mismo: "Este chico morirá joven" Ellos no se sentían cómodos siendo amigos de Beto, no es fácil ser amigo del Demonio, pero sin embargo, al final de cada jornada, de cada encuentro, al volver a casa, sentían que había algo que contar, que lo que sucedía con Beto, otorgaba a tu propia vida un nervio y un trasfondo intenso. Con Beto se vivía al margen de tardes aburridas, él no lo permitía. Nada era predecible y siempre contaba con un plan para huir del sosiego o del aburrimiento. Conocía zonas de la periferia de la ciudad ajenas al resto de amigos, conocía lugares y gente que parecía habitar en el subsuelo o en sótanos de fábricas o en chimeneas de fabricas lejanas. Gente irreal que ellos nunca hubieran conocido sino llega a ser porque eran amigos de Beto. Beto y su frenesí y ellos agarrados con temor al frenesí de Beto. Fiestas con la puerta cerrada,  beber en un bar desenfrenadamente para salir corriendo sin pagar, peleas con tipos mediocres, chicas que asumían que a Beto no se le negaba nada, carreras ilegales de coches prefabricados, saltar vallas en clubs elitistas para colarse en fiestas desorbitadas, ser señalado como el enemigo de una generación, ser mal visto, ser perseguido en barrios de latinoamerica por tipos terribles, la cercanía de las armas, los clubs de la carretera más triste de un continente, clubs donde todo es arquetípico y triste y un chico desconsolado le habla a una prostituta de Descartes y la puta le contesta que pensar, en el fondo, es miserable y no sirve para nada, que si le paga le hará olvidar esos vacíos filosóficos que destruyen en vez de empujar. Y Beto siempre mirando a sus amigos como el que invita a sus familiares a su casa recien estrenada, porque Beto en el fondo es generoso, quiere compartir ese universo con esos chicos inocentes y atontados. Y les conduce de madrugada a playas lejanas y llegan al amanecer y se tiran en la arena borrachos y desesperados porque en el fondo todos, Beto y sus amigos, saben que ese pobre diablo morirá joven. Y así fue. De un tiro en el parking del Burguer King de la avenida Lara. "Una bala perdida" confesó alguien. "No era una bala perdida, era una bala que llevaba una vida buscándole" dijo uno de los amigos de aquel Demonio.

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