lunes, abril 19, 2010

Discos y libros

Hay formas de arte, en mi caso libros y discos, que se hacen parte de tu biografía. No en un sentido paralelo, no. Se meten de lleno en tu vida y se confunden y se entremezclan con los episodios vividos, con los instantes incrustados, con las realidades recorridas. Hay libros que parecen ser parte de tu propia historia. Tu fuiste de cierta manera aquel personaje o no tanto que fueras aquel personaje de determinada historia, sino que fuiste parte de ello, un observador participador. Estabas de lleno, allí metido, no estabas narrado, no aparecías escrito pero tu convivías en el medio de aquellas frases, metido en la tipografía de aquella edición de aquel libro que modifico radicalmente el transcurso de tu vida . Hay discos que parecen parte de lo que ahora recuerdas, que tu vida es también por ellos, no porque los escuchaste o por que sonaban en aquel instante ahora evocado, no. El disco entero es otra etapa de tu vida. Viene en bloque, cambió el curso de tu vida. En medio de lo que podrías contar de tus días aparecen los discos no como canciones, no como banda sonora, sino como experiencia. Estás orgulloso de ellos como de determinadas experiencias. Cuando ves sus carátulas en algún lugar ajeno sonríes porque es como cuando ves una foto de aquel viaje. Te pertenecen. Llegas a esa casa donde has sido invitado una tarde cualquiera y ves en una estantería ese título, entremezclado con otros títulos. Casi lanzas la mano a cogerlo porque de algún modo es raro ver ese libro tan presente en tu estantería ubicado en otra estantería ¿Qué hace allí si es tuyo? ¿Qué hace colocado de manera distinta en otro lugar ajeno ese trozo de tu memoria? Hay veces que incluso, de pasada, como si no hubiera una importancia vital en ello comentas que si, que ese libro es de tus libros favoritos y el comentario se pierde entre otros comentarios ajenos, entre el ruido de otras conversaciones, pero allí está como si nada. Como una antiquísima novia que recorrió su vida y con la que te encuentras tantos años después. Allí está incrustado entre estanterías de ikea y otros títulos. Ahora suena ese disco que hacía tanto tiempo que no recordabas, está perdido allí a lo lejos, en medio de más conversaciones y más comentarios. Entonces la fiesta se convierte en un lugar repleto de tus memorias. Un invisible y personal baúl de recuerdos por el que todos van pasando como si nada, como pasarás tu otras veces por encima de sus discos. ¿Que libros habrán visto otros en mi casa que están entre otros títulos y habrá conmovido las entrañas de ese invitado? Es un juego invisible. De algún modo todos portamos y escuchamos por encima los recuerdos profundos de otros. Eso, de algún modo, son muchas veces las fiestas, las visitas o las reuniones en casas ajenas. Un lugar donde no se está, sino donde se estuvo. Un extraño y desconcertante reencuentro con el pasado.

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