lunes, enero 16, 2006

Escribir

Intuyo que el gran momento en la escritura se produce cuando dejas de narrar a traves de tí, cuando te alejas de tu visión para observar con los ojos infinitos, multiples de quien no se mira a si mismo sino que mira lo otro, todo lo demás, lo que sucede en cada una de las capas de las otras realidades. Supongo que narrarte, escribirte no es mas que un juego psicologico. Te buscas, pretendes atraparte en las frases, en las letras de lo que tecleas. Husmear, reconocerte, investigarte. La diferencia debe ser esa. Mirar o mirarte. Escribir o escribirte. Y en cualquier caso, esos que alcanzan esa visión multiple, infinita, si se escriben es escribiendose desde fuera, desde la mirada de esos ojos enormes.

Salir del cuerpo que te sostiene. Dejar de mirar con los ojos que miras. Respirar con pulmones ajenos, traspirar por las otras pieles. Todos los cuerpos como propios. Adueñarse, sin prudencia, de lo demás. Robar las realidades ajenas.

Mientras tanto el lector debe sentir necesidad de husmear en esas vidas, en esas infinitas máscaras. Debe sentir la necesidad de observar y admirar el robo, de contemplar el hurto constante de ese genial ladrón de realidades o de mentiras. Ser el inspector que investiga, que sigue la pista, la huella. Y ambos deben estar siempre así, uno robando y huyendo de los otros. Esos lectores despiadados que buscan darle alcance. Atrapar al ladrón

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