miércoles, enero 04, 2006

Cuentos, chismes, cotilleos.

Se abre en cualquier boca. Va de la tuya a la mia y de la mia sigue en adelante. Es lo mas humano que hay. Tu me dices y yo lo cuento. Siempre queremos confesarnos a otro, como si hubiese un algo que no quisiera ser el último en la cadena. Como si decirlo nos liberase de la maldición de ser portadores de lo que no se puede decir. Todos lo hemos hecho alguna vez. Te viene en cualquier momento. Una llamada telefónica, un encuentro casual en una esquina de la ciudad. Alguien te lo dice y ya, sin tu elegirlo, eres participe. No eliges entrar, eliges continuar o no en la cadena. A menudo intentado, por todos los medios, no ser el ultimo. Siempre hay alguien a quien le podemos confesar, alguien a quien sin el elegirlo, le hacemos participes de la diabólica rueda. Es humano, lo vengo haciendo desde el colegio, crecí con ello en mi familia, lo hago con los intimos, en el trabajo, en los grupos que he tocado. Siempre hay un momento intimo con otro, un momento donde salen "las verdades". Donde se confiesa esa anecdota que el otro, el que no está, ha protagonizado. A veces surge por un malestar que se tiene con el que no está, a menudo por simple deporte, en cualquier caso siempre por descubrir ese lado oculto o indescifrable que todos llevamos. Contar es lo mas nuestro que llevamos, es la comunicación mas pura, el tu me cuentas yo cuento. Y claro, en este perverso pero humano juego siempre entra la distorsión, la variación de las cosas, la anecdota que se va convirtiendo en algo de mayor gravedad. Crece, como crecen las noticias del periódico, como crecen las informaciones en la televisión, como crece todo lo que se va contando, por que contar nunca es objetivo.Nunca.

Todos hemos sido victimas, pero sobre todo, todos hemos sido contadores, eslabones de esa cadena de narraciones...Me han contado... Siempre así, liberandonos de la culpa, de la falta de realidad...Me han dicho.... No nos responsabilizamos, y esa frase, ademas, nos da el beneficio de meter datos que nosotros, no siempre conscientes, agregamos... He oido... Y lo cuentas, lo narras. y siempre con palabras propias. Se habla asi del jefe, de la madre, del cuñado, de la suegra, del amigo, del enemigo, de los politicos, del compañero de trabajo, del vecino, de la dueña de la tienda del barrio, de los que salen en la televisión, de los personajes historicos, de los vivos, de los muertos. Todos somos posibles victimas del chisme. De cualquier momento de nuestras vidas se puede crear una pseudo- leyenda. Alguien cuenta que yo hice y ahí ya no hay fin, ya arranco la rueda. Nadie es mas responsable que el otro, ni el primero ni el ultimo, todos son iguales, todos somos iguales cuando contamos lo que no nos pertenece, pero contamos por que nos une, por que es lo que nos hace ser esto, seres que se comunican.

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