jueves, julio 28, 2005

Leon Werth

Llevaba toda la mañana masticando la sensación esta de "escrbir algo". He pensado en varias cosas, o mejor dicho, varias cosas han pasado delante de mi cabeza y he pensado en cogerlas para teclear sobre ellas.

LA primera ha sido escribir sobre algo que me ha venido sobre Martín, y creo que recuperare esa idea, o ese sentimiento bastante real. La cosa es que solo conozco de la novia de Martín las fotos que el hace de ella, o que ambos se hacen en esos geniales autorretratos dobles o autorretratos de pareja. Podría sospechar, conociendo el talento de Martín, que Maito es irreal, es parte de su talento, un personaje que solo existe en el universo fotográfico de Martín. Podría sospechar que Maito no está en BArbados con el, y que como un enloquecido artista, Martín se fue a Barbados solo, pero creyendose acompañado de ese ser fotografico, esa imagen solo suya que nos presenta a los demas a traves de sus fotos. Eso sería mi imaginación, sospecho que no todos han enlquecido y que ella si existe por que Eduardo o Felix, Cuchi o Freddy me han dado pistas de que ella existe. Y por lo tanto tengo unas ganas enormes de conocerla.

LA otra era sobre, encadendo ese pensamiento con Martín, que hace ahora, mas o menos, y fue en este mes, pero no recuerdo el dia exacto, catorce años que conozco a Martín. Fue en Julio de 1991. YA llevaba entonces la guitarra en la mano y fue por la guitarra, creo, que nos empezamos a tratar. En fin algo mas de nostalgia

Luego por un hilo extraño he ido recordando una frase de "El principito". "Lo esencial es invisible a los ojos". He recordado una noche en Barquisimeto que alguien me hablo de esa frase. Una noche extraña. Por alguna extraña razon termine solo con un vecino muchisimo mas mayor que yo en una discoteca de aquella ciudad. El hombre aquel estaba borrachisimo. Habiamos bebido los dos, a su cuenta, sin parar. Y me hablo de un amor lejano, hablaba desgarradisimo. Pocas veces habia visto a alguien tan borracho. Al final me dijo que lo ultimo que hizo su pareja antes de dejarle fue regalarle el libro y que le decia que lo mas importante de ese libro para ella, y que por eso se lo regalaba, era esa frase. El hombre empezo a llorar. Yo no entendia muy bien todo aquello. Yo tambien empezaba a estar terriblemente borracho, veia a aquel hombre llorando allí, que me abrazaba, que se caia de la borrachera, que lo esencial era invisible a los ojos, que me mareaba. Termimos andando por aquellas calles exagerademente oscuras de aquella ciudad. Le tenia que abrazar para llevarle hasta el edificio en el que ambos viviamos. Durante aquel regreso el hombre repetia constatemente la frase, se la repetia. Una y otra vez. Le acompañe hasta la puerta de su casa, me lo agradeció y me dijo:"espera un segundo", le vi meterse en la oscuridad de aquella casa y a los dos o tres minuots volver a aparecer. Llevaba el libro en la mano y me dijo que me lo regalaba. No supe que hacer en ese momento. Me vi en las escaleras solo, leyendo la dedicatoria que aquella mujer le habia escrito en el libro. Dormí

A la mañana siguiente al despertar lo primero que hice fue volver a su casa y devolverle el libro. El tipo se moria de verguenza, pero me dio las gracias: "Te agradezco que me lo devuelvas, era un regalo muy importante para mi", y me dijo que esperase de nuevo, le vi meterse, esta vez em una casa con luz, volvio a salir y me dio otro ejemplar, este sin la dedicatoria. y me dijo:"este si es para ti".

Hoy he recordado la bonita dedicatoria a Leon Werth que el autor hace en ese libro.

1 comentario:

Martín dijo...

Chico, de nuevo la alegria de sentirnos recordados nos hace agradecerle, una vez mas, las cosas que escribe. Un gran abrazo,

Maito, Martin y Jacinto.
(estoy aprovechando que Maito y Martin bajaron a la playa para usar la computadora de ellos)

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