domingo, noviembre 07, 2010

Minotauro

Hay poetas que murieron torturados. Golpeados por las manos de cabezas dominadas por la locura. Arrastrados por suelos mugrientos y sospechosos que eran el epicentro de la injusticia, pero suelos legales, gubernamentales, legislados, repletos de cargos en pirámide que iban aumentando en maldad, por evidente que parezca. Pero hay otros poetas, en mundos crueles pero mucho menos, que son torturados por si mismos, por sus propias cabezas. Que se arrastran ellos, con sus propias manos, por otros suelos que son sus miserias, por su propio ego que les golpea una y otra vez, que los maltrata y les llena de moratones en la moral. Paranoicos, obsesivos, no quieren, no quieren a nadie pero a quien menos quieren es al otro que habita ahí, dentro. En ese laberinto terrible. Tristes, venden su alma a lo que ofrecen. Quieren ser y son pero también son lo otro que no quieren ser. Olvidan esos poetas que todos somos fugaces, prescindibles, olvidables o no lo olvidan, lo olvida el otro, el que habita con ellos en ese laberinto.

No hay comentarios.:

Mi lista de blogs

Afuera