viernes, mayo 15, 2009

Paso al frente

Diez pasos mas hasta el fondo. Debo llegar a la pared girarme, apoyar mi espalda contra el muro y preferiblemente cerrar los ojos. Avanzo al ritmo que me imponen, casi a ciegas, por que este lugar tiene muy poca luz. Siete pasos mas, siete y girar y preferiblemente cerrar los ojos. Aunque supongo que no aguantaré, siempre quieres ver la cara del instante, de cada instante, el rostro de las cosas, el gesto definitivo. Avanzar cinco pasos y ya estaré junto a ese muro donde desde aquí parece que todo se acaba. Los muros, las paredes, las fronteras. Todo se acaba. Tres pasos y giro, dos pasos y giro. No veo nada ya salvo la textura indescifrable y enigmática de la pared, de esa pared. Sus rugosidades, sus grietas abiertas a base de tiempo, sus curvaturas. La textura que ha escrito el tiempo, el paso inevitable del tiempo, el paso invisible del tiempo. Un paso, levanto el pie de atrás, casi siento el cemento en la nariz. Medio paso, paso cero, debo girar y sobre todo aguantar, es preferible no mirar, convéncete, es preferible no mirar. Cierro los ojos que sin embargo fuerzan hacia arriba, las intenciones van aparte, cierro los ojos, pero estos se abren por mas que aprieto estos se abren, ya casi siento el muro en la espalda, giro completo ojos cerrados que fuerzan abrirse. La oscuridad de todo el mundo, del planeta completo frente a mi. No abras los ojos, no. Aguanta. No los abras, soy esto, sólo esto, convencete. Sobre todo no debes abrirlos. Espalda completa en la pared, ojos cerrados. SIlencio, el profundo silencio de la noche. Esto era la soledad. No abras los ojos, al menos así te tienes a ti, a mi, todo lo que sucede dentro de mis ojos.

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