sábado, agosto 23, 2008

Paseos de media tarde

Salimos a pasear. Cruzamos la esquina de nuestra calle y alcanzamos la avenida. Nuestra intencion era alncanzar la salida del pueblo y tomar la subida de la cueva para ver el atardecer desde esa altura y con esa vista tan prodigiosa. Llevabamos varios dias enganchados a las olimpiadas y durante el primer rato del paseo estuvimos comentando las hazañas de Usain Bolt o de Phelps, yo recordé con cierta emoción álgunos terceros puestos, de esos atletas que se cuelan en una fiesta a la que parece que no han sido invitados. Así alcanzamos los primeros metros de la subida, cuando de repente ella aceleró el paso y me dejo unos cuántos metros atrás, pensé que se había adelantado para recoger algo que había visto, pero en esos segundos en los que yo no comprendía nada, ella aceleró aún mas, miro atrás y saco metros de ese despiste. Comprendí que la subida iba consistir en eso, nada de paseos a media tarde, nada de diversión, nada de contemplar el sol en su diaria despedida. Ahí iba ella, con una ventaja de unos veinte metros, marqué un punto miré el reloj y ví que me sacaba diez segundos de ventaja, fue cuando decidí que yo tampoco me iba a tomar el paseo como un paseo, si la cosa iba de olimpiadas yo me apuntaba, miré a la cima y aceleré el paso. LA primera mitad de la subida consiguió sacarme unos cuántos segundos mas de ventaja pero yo sabía que ella no tenía la misma resistencia física que yo, y aceleré, impuse un ritmo diabolico a y falta de trescientos metros la dí alcance y la pasé. La mire y la lancé un beso, ella me miro y me dijo, agotada, que no cantara victoria, pero yo aceleré aún mas y saque metros, cuando estaba a punto de llegar arriba miré atrás y no la vi, me detuve pensando que el juego ya no era juego y que quiz,a producto dele sfuerzo ella se había quedado mareada en alguna de las últimas cuestas, retrocedí y fue cuando comprendí que la vida no son olimpiadas, ella estaba en el suelo, mirando al cielo, respirando aceleradamente. Me acerqué asustado, me ageché a tomarla el pulso, ella, en un movimiento velocisimo, se levtnató y salió corriendo, me tomó una ventaja ya irrecuperable y llegó arriba primera. Aquella tarde decidí irme de casa. Si algo tengo es mal perder

1 comentario:

Anónimo dijo...

Je, je. Me ha encantado :-)

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