viernes, agosto 08, 2008

Paseo pasado

Volví caminando por la 19 hacia abajo. Fui pasando los mismos sitios de siempre, algunos nuevos, algunos que ya no estaban los traté de encontrar descubriendo que el paso del tiempo es para todos, incluso para el mercado, para el comercio, para el consumo. No encontré un bazar que había en la esquina con la 29, no encontré una tienda de discos que había algo mas abajo. Fui caminando como entonces sin ser entonces. En esos casos se tiene una sensación parecida al viaje en el tiempo. Caminar por la 19 de repente no era un acto lejano, pasado, de repente hacía lo mismo que entonces y el tiempo se fundía en una extraña pasta. Un amasijo complejo de instantes separados que se apelotonan ahí, en ese momento. Seguí caminando hacia abajo como entonces, reconociendo edificios que había olvidado, trozos de calle que no recordaba. Recordando, y eso es lo curioso, ahí quizá la sensación de viaje temporal, a gente que había casi desaparecido en las paredes de la memoria, musgo que se hacía caras, caras que venian de repente. La ciudad era y no era. Esa es la otra historia de la vida, el regreso es siempre inutil, nunca se vuelve, jamás se vuelve. Ni el sitio, ni uno mismo, ni los otros son ya lo misma cosa. No hay regreso, hay una nueva situación, pero no hay regreso. La ciudad sufría las minimas variaciones que te recuerdan que todo ese tiempo no estuviste, que las cosas fueron cambiando y tu no fuiste testigo y de algún modo ya no eres participe de ese algo colectivo, no hablaste con nadie de esas obras que no viviste, no viste como se fue haciendo ese nuevo centro comercial, como la 19 fue sumando capas de asfalto que tapan los huecos de entonces, huecos que estaran enterrados bajo otros asfaltos. Como esa tienda cambio de dueños varias veces, y el neon se fue adaptando. Bajar por la 19 no es bajar, entonces por la 19. Si, pero no

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