viernes, enero 18, 2008

Garitos

Eran cerca de las cinco y terminamos cerca de Parla, en una calle a la que no sabría volver a llegar. Tampoco estoy seguro que fuera Parla, tampoco estoy seguro que fuera las afueras de Madrid. Era muy tarde y yo estaba algo borracho y salimos del coche y alguno de ellos me dijo :"este sitio te va a encantar" y entonces cruzamos una calle de un poligono, y estaba todo muy silencioso y todo era del color ese que dan las farolas, no recuerdo si había niebla, pero tiendo a recordar todo aquello con niebla, aunque me resulta extraño que hubiera niebla, por que era mediados de Junio. Entonces cruzamos y comenzamos a caminar por un camino de tierra y recuerdo que ví algunas latas de coca cola tiradas a lo largo del camino y recuerdo que pregunté que donde ibamos y nadie contestó y pensé que esa gente era extraña y que no se por que carajo había terminado con ellos esa noche, después de una cena en la que tampoco me lo había pasado tan bien. Entonces llegamos a una especie de desgüace, y uno de ellos abrió una puerta en medio de una valla metálica y había un perro que no ladró lo cual me dió mas miedo, por que entre mi miedo a los perros y ese refran de "perro ladrador poco mordedor" que por pura lógica hace de los no ladradores muy mordedores, sentí no miedo sino ganas de no estar en esa situación, en ese lugar, una especie de indignación por haber llegado hasta ahí por una suma de decisiones erroneas de las que solo me podía culpar a mi mismo. Al fondo había una construcción extraña y sonaba música y un leve murmullo. Salió un tipo con cara de malo, por esa manía que tienes los porteros de tener cara de malos. Entonces uno de estos saludó y el tipo con cara de malo sonrió y abrió una puerta a lo que podriamos llamar el infierno o lo que mas se asemeja a mi imagen de infierno. Había unas treinta personas, cada cual mas atada que la otra, en principio pensé en un lugar de sadomaso, pero ví que aquello tenía una vuelta de tuerca. Se hacía un sorteo y salía al medio el elegido, a partir de ese momento el elegido sufría cualquier cantidad de perrerias por parte de los demás. Lo curioso era que todo eso sucedía como el que ve un espectaculo en un café. Nos sentamos en una mesa y nos sirvieron bebidas mientras en el centro a un tipo le iban haciendo cualquier cosa que se le ocurría a cualquiera de los que estaban sentados. Recordé algunas peliculas, por esa manía de escapar al mundod e la ficción que tenemos los humanos, pero aquello tenñia algo mas turbio que la ficción, aquello era jodidamente real....

Desperté en casa, sin entender nada, pero me gustaría poder borrar aquella noche

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