martes, diciembre 19, 2006

Bajo la carpa

El domador de leones se encontró con uno de los payasos en la parte de atrás de la caravana oficina, los dos fumaban y aprovechaban ese espacio que se abría hacía el horizonte para fumar ahí en los ratos libres. Hacía frio y el sol se empezaba a esconder allí a lo lejos, charlaron con calma, esas charlas que tienen cuando no hay prisas y compartieron mechero.

El domador de leones le preguntó sin rodeos por la opinión que tenía el payaso respcto a lo que había hecho el trapecista la noche anterior y el payaso apenas contestó, puso cara de resignación y remató con un "ya lo veiamos venir", hablando en plural, el domador supuso que hablaba de todos los payasos y manera de desahogo, le dijo que el estaba preocupado, que no sabía uqe iba a hacer a partir de ahora, que le preocupaban los leones, que uno de ellos estaba cada vez mas enfermo, que el futuro se avecinaba negro para él. "Debemos hacer algo, no podemos dejar que las cosas pasen así y no presionemos, no respondamos". El payaso aspiró con potencia la última calada del cigarro, miro el hermoso proceso del papel quemandose mientras aspiraba, se lo apartó de la boca y lo lanzó con fuerza hacia el horizonte donde el sol ya estaba casi oculto. Miró la domador, que con angustia seguia fumando, soltando frases esporádicas de lo terrible del futuro que se le avecinaba y le dijo: "No hay nada que hacer y no le temas al futuro, nunca es blanco, pero tampoco tan negro". Se giró y entró en la carpa. El domador se encendió otro cigarro y se quedó oyendo las risas del publico mientras los payasos, que acababan de empezar la actuación gritaban y cantaban a ese reducido pero energico publico entusiasta. Como acto de rebeldía aquella noche el domador no salió, se encerró en su caravana a leer crimen y castigo y dejo el tiempo pasar. Solo un rato despues un bullicio, un alboroto le trajo con bruquedad de su asbtracción, de su lectura, salió con urgencia de la caravana a curiosear, en la carpa los gritos y el bullicio eran constantes, asomó la cabeza por la entrada de artistas, vió entonces el cuerpo del trapecista en el suelo, inmóvil, rodeado de la gente del circo, incluso el gerente, todos con cara de enorme preocupación, siguió andando y se cruzó con el payaso en el pasillo."Está muerto. Una caida terrible. Aun suena el golpe de su cuerpo contra el suelo. ¿Fumamos?"

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