domingo, abril 12, 2020

Ser vivo

Todo ser vivo se enfrenta permanentemente al peligro. Mantener la vida es un ejercicio de verdadero esfuerzo. Quizá cabe el termino bélico: vivir es una batalla. Que lo hayamos olvidado, que con frecuencia nos olvidemos de ello como seres vivos, nos demuestra, que con frecuencia perdemos nuestra esencia. ¡Qué especie tan rara somos! Porque la esencia de todo ser vivo es luchar por mantener la vida. Vivir es ganarle tiempo a la muerte. Vivir es una guerra en la que te sabes de antemano derrotado. En tiempos de Pandemia, de confinamiento, nos surgen las dudas: ¿Qué ha pasado con nuestro mundo? ¿Qué ha pasado con nuestra forma de vida? Tiendo a pensar que no hay una forma de vida como tal, que no hay sistema, que asumimos ese desorden raro como una forma de orden para que vivir no sea tan complejo, no nos resulte tan abrumadoramente deshilachado. Hemos llegado a este punto por una acumulación  desorbitada de errores y porque con frecuencia no comprendemos nada. Es difícil comprender lo real si vives ajeno al motor principal de lo real, luchar por permanecer vivo. ¿Cómo es posible que una forma de vida se venga abajo por parar tan sólo dos semanas? ¿Cómo es posible que este orden no soporte detenerse un mes? ¿Quizá porque no hay sistema o el sistema es otra cosa de lo que creemos que es? Somos millones de seres vivos, que para defendernos, nos hemos tenido que encerrar aislados. Hay quien usa estos días de caos de ideas la analogía con las cuevas: ¡hemos vuelto a la cueva! dicen. Yo creo que no. No hemos vuelto a las cuevas, nos hemos encerrado en casas. No se parece en nada. No valen las metáforas ni las comparaciones. Es tiempo de ver lo real: estamos encerrados en casas, en ciudades paradas, con la producción mundial detenida. No hemos vuelto a la cueva. No vale la metáfora. Estamos luchando como seres vivos, como todo ser vivo lucha por permanecer vivo. Y si hay una metáfora, creo que a i la única que me vale, es que por primera vez, casi todos, a la vez, somos una tribu. Una tribu extraña, incomprensible y loca, deshilachada, esparcida por todo el planeta, pero una tribu confinada. Como los rebaños, como las bandadas de pájaros. Seres de la misma especie intentando sobrevivir colectivamente. No voy a la fraternidad o la solidaridad o el sentimiento de unión entre nosotros, voy a que por primera vez somos tribu porque nos defendemos en común, como seres vivos, del peligro. Nos protegemos como especie, algo que no sabemos hacer bien, porque en ese desorden que es nuestra forma de vida, con frecuencia olvidamos que de eso se trata: de permanecer vivos.

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