martes, abril 28, 2020

Ignorancia

Ayer hicimos una leve trampa para salir. En vez de salir uno de los dos con las dos niñas, nos separamos y fuimos cada uno con una, pero por separado. Primero salieron M y P y luego salimos D y yo. En la calle D me dijo que jugaremos a encontrarlas. Hicimos una ruta no pensada, nos íbamos dejando llevar. Las dos veces que hemos salido hemos ido buscando cosas con un fin casi infantil de cerciorarnos que siguen ahí. Igual que el primer día recorrimos casi el Madrid más simbólico, ayer recorrimos cosas que marcan cierto día a día. Pasamos por el colegio, por el parque, fuimos caminando por calles donde viven algunas amigas de D. Giramos para llegar a la Plaza del Dos de Mayo. Allí D dijo: "¡Qué verde está la plaza!" Estaba muy verde y muy limpia. Fue ahí cuando al fondo, caminando ajenas a nosotros vimos a M y P. Avanzamos hacia ellas con la intención de no ser vistos. D me pidió el teléfono para hacerlas una foto y luego enseñársela en casa, peor nos acercamos en exceso y P nos descubrió. Nos saludamos de lejos, sonreímos, pero cada pareja siguió su camino al azar. D y yo llegamos a la Glorieta de Bilbao. Como hacía tantos días que no veíamos las calles y ninguna de esas zonas, tanto a D como a mi, nos sorprenden los letreros de las tiendas: "Volveremos" o "Quédate en casa" o algunos netamente informativos: "Debido a la situación actual y siguiéndooslo las recomendaciones..." Carteles ya caducos, seguramente colocados antes del estado de emergencia, en esos dos días previos en los que avanzábamos, sin saberlo del todo, hasta la quietud obligada. Es inevitable pensar en aquella normalidad o en aquella rutina o en aquellos días. Caminas por las calles y hay una especie de nostalgia de tu vida previa. Andar por las calles así tiene una forma parecida al recuerdo. Donde las cosas se evocan sin ser del todo como fueron. Hay minutos que piensas que todo aquello volverá, sin concluir si todo aquello debería volver o no, hay segundos que sientes que nada de aquella ya será nunca más igual. Sigo sin saber, sigo sin ser capacidad si quiera presuponer. Transito, transito con D por las calles. A ambos nos pasa algo parecido, caminamos casi como autómatas. Casi, porque no lo somos, porque si algo somos en esos paseos es humanos. Emocionados, confusos, extrañados, sin mucha capacidad de definir lo que vemos. Transitamos. Avanzamos por calles sin mucho orden , giramos en esquinas sin decidirlo de antemano. Ni siquiera sé si alguno de los dos decide la ruta o somos empujados por decisiones consensuadas silentemente. Transitamos como transitamos esta época. Sin saber. Obedientes a las normas, conscientes y dubitativos. Ignorantes. Si algo somos estos días es que somos ignorantes. Lo ignoramos todo: ignoramos qué es de la vida de los otros, ignoramos el destino de las cosas, ignoramos cuál es la vida que llevamos, ignoramos. Somos profundamente ignorantes y caminamos un poco así, como tratando de descifrar algo de todo eso que ignoramos. Transitamos la ignorancia.

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