martes, julio 05, 2011

Cuatro por cuatro.

Sería increíble meter ritmo al texto, pero no un ritmo marcado en comas, pausas, puntos, prolongaciones. No el ritmo de lo que se va contando, sino meter ritmo, percusión, esto que escucho y que no logra trasladarse al texto. Esta contundencia que te hace caminar más enérgico, esa visceralidad que viene de la sangre. Si este texto tuviera ritmo cabalgaría de otro modo y seguramente lo que se va escribiendo tendría otro sentido, otra intensidad, otra claridad. No hay posibilidad de hacerlo, de saltar a ese lado. Este texto es arrítmico.

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