lunes, junio 09, 2008

Un dia cualquiera

Decidí girar en esa calle por la misma razón que uno no decide nacer, ser este. Giré por ahí como bien podría haber esperado dos manzanas mas y girar no ya sólo en otra esquina sino en otra dirección. Opté por la derecha como bien podría haber girado a la izquierda. Caminé unos cuántos metros y de repente el coche me atropelló, me lanzo diez metros mas allá y caí muerto en el asfalto. Lo último que escuché vivo fue el frenazo, el ruido de los cristales rompiendose y el grito de una chica que pasaba por la acera de enfrente a la que segundos antes había observado con cierta atención, hay que decir que morí en primavera y que la vista actúa sola en esa época del año. De repente me quedé esperando el famoso pasillo blanco, pero evidentemente no pasó nada de eso, nada demasiado visual, ni una tormenta sonora, tampoco el resumen veloz de mi vida. Mi actitud si fue grandiosa, esperé violines, esperé imagenes brutales, capas de luces superponiendose unas a otras, efectos sonoros acompañando todo aquello, pero no. Había muerto y no hubo ese festín. Se quedó, curiosamente, todo igual. Unicamente que se pasaba a otro plano. Es decir, el cuerpo se quedaba estático pero la conciencia seguía intacta. Es decir noté que el tipo del coche se acercó, le vi tocarme, le escuchaba hablar, agitado, ansioso, con pánico, pero no podía decirle que estuviera tranquilo, que resultaba que lo de morir no conllevaba tanto dramatismo, que la cosa quedaba relativamente parecida. No había cielo, no hay luces ni explosiones, quedaba la mas absoluta normalidad. Llamaron a la policia, a las ambulancias, los curiosos se asomaban, me registraban buscando mi identificación, ppero yo comprendí que la identificación era una cosa de los vivos, por que aqúí era yo, pero sin serlo. Uno mas pero sin ser uno. De algún modo aquello le daba una explicación muy diferente a la vida. No había nada sublime ni elevado al morir, lo que sucedia es que todo se hacía aun mas normal y menos trescendente, si cabe, que viviendo. Todo era normal, normal hasta el no límite. Ví que se vive pensando en que se muere como si todo acabara y en verdad ni acaba ni empieza, todo queda quieto pero igual. Es extraño explicarlo, pero de algún modo es como un dia mas, uno de esos que se suman a los otros y que se van borrando y acumulando como una masa uniforme en la memoria de nuestros dias vividos. Un dia de esos, un dia mas, eso era estar muerto. Comprendí que somos algo, que aquella frase del no somos nada, no era cierta, pero también entendí que tampoco somos gran cosa, por mas que muramos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El afan de transcender, la falta de compromiso, la egolatria disfrazada de buen rollito, yo, yo, yo, yo,................. y el resquemor por no ser reconocido, siempre lo mismo.

EL HOSTIL

Anónimo dijo...

El afan de transcender, la falta de compromiso, la egolatria disfrazada de buen rollito, yo, yo, yo, yo,................. y el resquemor por no ser reconocido, siempre lo mismo.

EL HOSTIL

Henry S. dijo...

Te juro que en el fondo prefiero no saber quien eres. COnvertir a los mitos en personas les quita magnetismo y te juro que tu para mi tienes un montón, porque te estás convirtiendo en un mito

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