miércoles, junio 11, 2008

Fue

Curiosamente lo que mas esperó, lo que mas deseaba era la rutina. No deseaba un viaje épico o emocionante por algún lugar escondido de Africa, no recorrer latinamerica de arriba a abajo. En lo que pensaba minuto tras minuto era en los actos cotidianos, en coger el autobus con cierta prisa e ir mirando por la ventana una mañana de un martes cualquiera, el girar la llave y entrar a casa, encender la televisión a última hora de la noche sin esperanza de encontrar algo entretenido. Pensaba en eso y eso querría hacer, se decia a si mismo, en el mismo instante en el que saliera de ahí. Eso ahría, colarse en los ritos cotidianos, en los que no se piensan, en los actos mecánicos, por que esos mas que los otros, mas que los aparentes, mas que las actividades vertiginosas que en el fondo no nos pertenecen, eran el sintoma mas evidente y claro de estar vivo, de estar en suy propia vida. Si lago deseó hasta el delirio fue volver a los actos rutinarios, a coger el metro sin pensar que se coge el metro, sin ser consciente de que se va con prisa y en metro. Esa actitud en la que se va sin mas, casi sin conciencia, unica y exclusivamente viviendo, por mas que por automatico parezca precisamente lo contrario. "Eso haré" concluyó. "Vivir los minutos sin fantasias irrealizables. Vivir con la actitud serena del que vive y camina. Del que va como el curso del agua". Y así fue

1 comentario:

stel dijo...

Los excesos no son buenos y puede que ya hubiera hecho todo esto, vivido emociones en África y hecho caso a todos sus impulsos, por eso puede que le apeteciera un cambio. A veces los cambios son buenos y quien sabe si en un futuro volverá al mundo de los viajes a lo Indiana Jones...

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