martes, junio 17, 2008

En el laberinto

Pensó, según salió de aquel edificio, que se había equivocado por completo de profesión. "Negocio de mediocres e imitadores, negocio vacio y sin otra ley que la ley de lo inmediato y lo urgente, de la ambición" se dijo mientras atrás se quedaba la torre llena de gente, con miles de ambiciones sumandose las unas a las otras, con miles de urgencia con caracter de importancia cuando no es mas que una cadena de vacios innecesarios. "Este negocio no existe. Esta profesión es irreal". Eso pensó y siguió caminando y vió los edificios y las torres y el asfalto y sintió que aquello era un error, el asfalto y las lineas y los telefonillos. Y no cogió el autbus, sino que se fue caminando por la carretera y pensó que no eran los coches el motivo, aquellos coches que pasaban como cohetes en la noche ciega. Y se desvió de la carretera, y caminó por el monte, convencido de quye no volvería atrás, que no habría mas trabajo, ni empresas, no edificios, ni coches, que volvía al princpio, de donde nunca se debió salir. y se perdió en el monte, en la noche y sintió miedo y se cayó al suelo y se abrió una herida y sintió dolor, un dolor intenso y profundo, y sintió mas miedo y deshizo el camino y volvió a la ciudad y entro en urgencias y entonces decidió que no, que no se iba, que mañana volvia al edificio y que renegaria y que al salir volvería a lo mismo pero finalmente, al caer la noche y volver el miedo regresaria. Así, por siempre.

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