lunes, diciembre 17, 2007

Entrevista a Rogelio Campos

RC.- Creo que lo que buscaba era un estado de ausencia-presencia. Me interesa esa gente que está en medio de grandes edificios, alrededor de un alboroto y nadie les ve. Recuerdo que cuando trabajaba en la Estrella, la gente correteaba de un lado a otro, hablaba de su trabajo, de las cosas que suceden dentro de la Estrella. Alli veía siempre a un tipo que nadie miraba. Era de una subcontrata que limpiaban por las tardes todas las mesas que se extendian en aquel edificio gigante, el tipo pasaba con su carrito e iba recogiendo las mesas que se habían ido quedando vacias. algunas veces hablé de ese tipo con otras gentes y nadie se había fijado en el. Tenía algo que me atraía. Era un tipo de unos cincuenta y cinco años, extraño, callado. Caminaba despacio con su carrito y se detenía con dedicación en cada mesa. Poco mas puedo decir. Pero hay gente así; que rozan la invisibilidad. Eso es lo que he querido hacer con esta colección. Brochazos invisibles, pinceladas que nadie ve.

P.- Pero de algún modo me estás hablandod e tu propio mundo. Tu te fijaste en un tipo que consideras que nadie se fija. SI tu te fijas ya alguien se está fijando.

RC.- Si, y te cuento ese caso que conozco. Alguna vez me han hablado de gente que en mi vida he visto y resulta que pasaban a mi lado. Hay gente que permanece casi en otro nivel. Yo ví un Casi invisible, pero hay muchos invisibles que yo no he visto, que quizá tu has visto...

P.- Eso me recuerda a un tipo de la universidad. Un dia organizamos un partido de futbol, pusieron un cartel y la gente se inscribía. Yo fui con algunos intimos, pero de repente apareció un tipo que nadie había visto en su vida. Nadie. Todos le miramos sorprendidos. Al dia siguiente no solo descubrí que si iba a la universidad sino que incluso coincidía en varias asignaturas con el. Era un tipo flaco, con el pelo muy rizado. Quise hacerme amigo de el, había algo de seductor en su anonimato. No hubo manera. Mi intentó de intimar con el fue absurdo y yo me sentí absurdo por tratar de hacerme amigo de un tipo del que solo conocía esa caractristica de el. Evidentemente le perdí la huella.

RC.- Eso es. evidentemente son tímidos, pero hay tímidos que la gente mira, incluso por su misma timidez. El tipo de la otra clase, alguien de otra oficina. Hay tímidos, pero en esta gente hay otra cosa. No es la timidez lo que les hace invisibles a los ojos de todos.

P.- Incluso nosotros hemos podido ser invisbles en algún lugar.

RC.- Es posible. Todos somos invisibles. recuerdo una vez un amigo obsesionado con su imagen, incluso obsesionado con cierto tipo de estrellato. Le traje a alguna fiesta de amigos no comunes. recuerdo presentarle tres veces al mismo tipo, el si se acordaba de aquel, pero el tipo de las fiestas nunca le recordaba. Aquello fue un cuchillo para mi amigo. Quizá si, incluso los que se empeñan en no ser invisbles para alguien también lo son. Con lo cual sospecho que todos somos a veces invisbles.

P.- Y eso es lo que buscas en estos cuadros.

RC.- Algo así. La invisibilidad pero no desde ese punto social en el que todos somos invisbles en ciudades gigantes. No. Me interesa cuando la gente es invisible en cierta cotidianeidad. Gente que acude diariamente a un sitio y nadie les ve. Hay algo de la identidad que me atrae en esta situación. Como si la identidad fuera por un lado y los cuerpos por otro.

P.- En cualquier caso tus cuadros no me atraen mucho. Reconozco su valor. Hay una tecnica atractiva, no me enloquece lo que buscas, toda esta reflexión de los invisibles visibles, pero los observo y no me agarran. No hay seducción entre tus imagenes y mi manera de mirar. Es decir, no me atraen, pero como en toda atracción, es una cosa de los dos. Hay algo de mi que no es capaz. SUpongo

RC.- En realidad mis cuadros son casi invisibles para tí.

P.- Podría ser.

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