martes, diciembre 11, 2007

El encargo

Enciendo un cigarro y pienso. Pienso en forma de humo, pienso como humo o soy humo. Hay algo de sublime en fumar. Hay algo de instante que se va deshaciendo y se pierde en el cielo que es el techo de este bar y veo el humo que se conjuga con las luces, que se entrega con extraña delicadeza a otros humos y que se convierten en algo que se dejara de ver. El cigarro se consume y voy dejando las cenizas entre otras cenizas que se asocian en el infierno que es el fondo de este cenicero y vuelvo a pensar en ello, en lo de antes. Viene, como humo, la imagen del suelo, la mancha que crece y lanzo mas ceniza. Viene la oscuridad del pasillo, el movimiento lento de mi mano y la ceniza se suma a mas ceniza. Viene y se va el rostro, el último gesto, la sorpresa y el humo en el techo de este bar hace nubes invisibles que se deshacen, y vuelve el cuerpo cayendo al suelo, la cara contra la madera, el ruido del golpe. Ceniza que se cae al suelo, hasta el suelo de ste bar, que es mas abajo que el infierno. Oigo como un eco, la última frase:"¿Por que lo haces?" casi desde el suelo, en el último segundo. El humo se suma al humo, la ceniza que no traspasa el suelo.

Solo lo hago por dinero, que también es humo y que nos volverá cenizas

1 comentario:

stel dijo...

hay otra gente que además, vende humo, información que se esfuma y desaparece, o que parece que esta y resulta que no...

yo mo fumo, aunque en contadas ocasiones he pedido algun cigarro. Mi gente sabe que cuando pido o acepto algun cigarro es que algo pasa y normalmente no demasiado bueno...

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