lunes, febrero 06, 2012

Trópico

.- Al fondo hay un habitáculo donde podrán dormir. Ahí hace menos calor por las noches y no entra el ruido de abajo. Por las noches los presos se ponen algo agitados y duermen poco, pero aquí no sube el ruido. Hay quien ha inventado leyendas con ese ruido de los presos, que si por las noches se cuela el aire o asuntos medio fantasmagóricos o que si visitan los que habitaban este edificio antes. Narraciones absurdas de los ignorantes. Los guardas son muy ignorantes, por eso son guardas y son los que más hablan de esas leyendas, por eso pasan la noche vigilando sin vigilar. Les da miedo entrar al pabellón. Se quedan dormidos y no cruzan las puertas. Las dejan cerradas con las cuatro vueltas de llave. En el pabellón por las noches hay ruido, mucho ruido. Bullicio indescifrable. Uno no sabe si se pegan, si festejan o si hacen vudú. Y créanme, no voy a ser yo el que cruce para ver. Yo creo, esa es mi teoría, que no duermen, que tienen miedo a dormir por la noche, porque se terminaron creyendo esas leyendas o porque en el fondo le tienen miedo a los compañeros. Uno no se mezcla con presos. Por eso tampoco les he preguntado nunca.  No habla con ellos. Aquí estarán bien ustedes dos. Hay dos colchones mullidos y por ese ventanuco entra fresco. Dejen el equipo ahí. No se separen de él. Aquí uno no debe fiarse ni de la brisa. Ya le digo que los vigilantes culpan a la brisa del bullicio nocturnos de los presos y esa cámara es grande y llamativa. Duerma con ella como si fuera un hijo. Si hace falta bajo el brazo. Ustedes son los primeros extranjeros que han venido aquí. Es su primer día aquí y deben estar cansados, este lugar agota. Yo llevo diez años trabajando aquí y cada día me agota y cada día creo que es el último o a veces siento que estoy más débil y que a lo mejor estoy débil de salud, pero luego cada día vengo, porque tampoco sé donde ir. Al final la rutina, la vida diaria te trae. Me imagino que no vengo, pero empiezo a estar mayor y además me imagino que pienso en esto y me da una sensación peculiar, porque no lo voy a extrañar, esto no lo extraña nadie, pero me produce un eco, como si este lugar tuviera expansión o fuera un precipicio y la única manera de salir de aquí fuera saltar a un hueco que no se sabe que hay abajo. Uno también es preso, uno trabaja aquí pero también es preso. Preso de otra categoría. Privilegiado porque los vigilantes no te tocan y los superiores te ignoran y eso es un beneficio. Tienes acceso al médico y mejor comida que esos desgraciados. El trabajo pasa y no hace tanto calor en las plantas altas. Aquí, créanme, es importante evitar el calor. Beban agua hervida: eso es una obligación. Si van a grabar el pozo, grábenlo de lejos. Ese es el foco. Ese pozo es terrible. En las peleas o en las revueltas, algún preso siempre termina ahí. Yo creo que nunca los sacan o si los sacan yo nunca lo veo. Yo tengo poco conocimiento de abajo. A mi no me pregunten de allá abajo. Yo creo que si cumple las normas, pero nunca entro. Tampoco entiendo de legislaciones, ni reglas, ni de nada. No sé que condiciones son las reglamentarias. Bueno, yo les voy a dejar descansar, porque estarán agotados y mañana querrán trabajar. ¿Escucharón? Sí. Ese es el ruido que hacen. Aquí, como ven llega lejos, como algo casi inaudible, pero abajo, abajo no podrían ni dormir. Otra vez. Sí, eso eso. Bueno. Ustedes acuestense. Mañana búsquenme para lo que quieran. Yo estoy a su orden.

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