martes, abril 19, 2011

Fatiga

Era tarde ya y estaba agotada. Ese cansancio feroz, contundente y tremendo del desgaste. Me senté al lado de un portal con plantas, muy ajardinado, no pasaba nadie por la acera y me quedé mirando. Esa noche hacía una temperatura excepcional. Al cabo del rato pasó un tipo corriendo, concentrado, con audífonos, con zancadas largas, prolongándose hacia adelante. Los corredores parece que huyen o que buscan, su cara delata cierta obsesión. Cerré los ojos. Sentí la temperatura, lo que parecía una forma inaudible de celebración, el murmullo del tráfico algunas calles más allá. Sentí otro latigazo ilocalizable y de nuevo la fatiga. La fatiga tiene algo despersonalizado, te desplaza de ti mismo, se adueña del cuerpo y te expulsa, como si no tuvieras derecho a percibir otra cosa más allá de esa sensación. De repente me concentré en ese vacío de la calle, en ese silencio impersonal, también me dio por pensar en espacios más abstractos. Recordé esas veces que de pequeña te decían que te imaginaras un lugar y siempre imaginaba el mismo, incluso ahora, imaginaba ese sitio de difícil descripción. Es ese sitio construido a base de capas porosas, vahos y otras texturas de agradable estancia, por más que no exista. Pasados los minutos sentí que era extraño haber parado ahí, en ese punto de la ciudad, que a esa hora cambiaba de forma. Luego fui pasando lista de la gente que conozco a lo largo de todas esas calles. Pensaba en esas familias con las que antes nos juntábamos o los chicos incrustados en esas nuevas familias o esa gente que te cruzas por la calle o el dueño de algún negocio cerca de casa. Todos metidos en ese otro ritmo. De repente otro latigazo, la fatiga, el hastío. Pensar en levantarme era cada vez más complejo. Llegué a pensar quedarme el resto del tiempo en ese lugar, esperando. Todo parecía parte de un inmenso reloj de arena. Todo se acababa a golpe de latigazos ilocalizables y de fatiga. Esa fatiga creciente, que se expandía. Y cerré los ojos.

1 comentario:

cayoyin dijo...

"La fatiga tiene algo despersonalizado, te desplaza de ti mismo, se adueña del cuerpo y te expulsa, como si no tuvieras derecho a percibir otra cosa más allá de esa sensación."

Esa oración es la descripción endógena exacta de la palabra fatiga, un término con el que he estado estrechamente relacionada últimamente.

Lo leí fatigada, y sentí que lo estaba viviendo en papel. Ahora lo leo en un glorioso día libre, y sigue teniendo todo el sentido del mundo.

Tremendo, H.S.

Un abrazo enorme

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