domingo, julio 20, 2008

Aquel año

Fue continuo el paso de coches. Esperé mucho rato en ese lado de la carretera, justo en el arcen. Estuve quizá dos horas, algo mas. Pasaban camiones, coches, familias, autobuses, sobre todo conductores solitarios. Hacía tres dias había sido el golpe de estado, el intento de golpe de estado y había viajado hasta esa ciudad intermedia donde mi padre me recogería, justo a las afueras. "sperame en el peaje de la autopista" me dijo incluso el nombre que yo a su vez comuniqué al conductor del autobus para que me dejara cuando llegaramos ahí. Pasé mucho rato, hacía mucho calor y pensé que las cosas son extrañas. Era lunes y todavia se respiraba mucha tensión. No había clase, y eso lo supe después, no hubo clase hasta enero. Esperé sentado, no tenía dinero, tampoco hubiera tenido donde ir a tomar nada. Los tipos que trabajaban en el peaje me empezaron a mirar raro pasada la primera hora, pero yo aguante estoico y aburrido, comprobando que Chevrolet era la marca de coches mas vendida en el país. Pasó un tipo que vendía patilla me ofreció y negué, no tengo billete le quise decir con ese gesto, el tipo me miró y siguió caminando. Pensé dos posibilidades, o que mi padre había estampado los huesos en el asfalto de camino hasta las afueras de esa ciudad donde venía a ver a su jefe o que yo estaba equivocado de sitio, por mas que el conductor de autobus me hubiera indicado el sitio. PAsé calor y reflexionñé, sin tener ni puta idea de politica sobre el golpe de estado, recordé algunas imagenes y algunos instantes de esos dias de atrás, el calor dilata las cosas y mis pensamientos fueron mas bien imprecisos. Recordé esos tipos que habían salido descamisados en televisión, pero en verdad me sentía ajeno a todo eso. No tenía opinión, sospechaba que aquello era extraño e incluso se contagiaba la tensión social, una especie de miedo a algo impreciso. Me quedé mucho rato allí, en aquel arcen al lado de un peaje, equivocado, eso lo supe despues, de una entrada a Maracay. De vuelta, ya atardeciendo, ibamos en el coche mi padre y yo, mas bien callados, y de repente me soltó, como pensando en alto, como si yo no estuviera, como si siempre que viajara hablara y se dijera esas frases en alto :"No se que coño pintamos aquí. Te lo juro" y yo, sin saber porque, le contesté que yo tampoco sabía.

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