jueves, septiembre 07, 2006

El escalador

Va ascendiendo con precisión, midiendo bien cada uno de sus pasos, cada uno de sus movimientos. Se agarra con cuidado y tensión en cada avance, piensa y no se precipita y jamás mueve ninguna parte de su cuerpo hasta que, completamente seguro, encuentra un nuevo lugar, una nueva piedra, una forma donde la montaña le permita de nuevo sujetarse. Así va, casi perdiendo su conciencia de hombre, trasformado en un preciso trepador. El fin está arriba, allí arriba, donde logrará divisar todo desde la perspectiva alta, mirar hacía abajo y sentirse dueño de todo lo que vé. No sabe, ni sospecha este escalador, este modalidad de esclador, que para el no hay cima, que su cima siempre estará mas arriba, que la pared de esa montaña es infinita y que su precisión y su cuidado se irán diluyendo en el tiempo, con el pasar de los años, busca la cima, pero no hay cima, su ambición ultima nunca estará saciada.


Dedicado al trepa, el compañero de trabajo que todos tenemos.

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