martes, septiembre 19, 2006

Casa Wilmer

Así uno se sentaba con Sorel en una mesa, en una de las cuatro mesas de aquel extraño bar, pues mas que un bar era el patio de una casa del centro de la ciudad, en una calle cerca de la Avenida Vargas, hacía abajo. Una de esas calles que ya casi bajan a la Ribereña. Al lado de una clinica privada. A media tarde, en esa hora en que todo se empieza a detener, era la hora perfecta para acercarse por allí, saludar a los borrachos conocidos y sentarse con Sorel, que por intercambio, iba ofreciendo argumentos, historias, ficciones. El dueño permanecía sentado, inmóvil, y solo se levantaba cuando hacías el gesto para que trajera dos mas. Así se acercaba, los dias que su hija no estaba, y sin hablar soltaba las dos botellas de Polar y se volvía a su silla, al lado de la nevera donde cogía arritmicamente y sin ganas, las cervezas para los borrachos de cada dia....

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