miércoles, marzo 01, 2006

Lo que le pasó a Antoine Maurice (Capitulo 2)

En el capitulo anterior (Aquí se haría un montaje con los puntos de inflexión en la trama del capitulo anterior. Producción ha puesto al becario a realizar este montaje): Antoine Maurice pisando charco, Antoine Maurice guardando zapato y calcetín en bolsa., encuentro en carretera, huida, lanza el otro zapato, encuentra la bolsa, vuelve a buscar el zapato lanzado, aparece el hombre de la furgoneta. Fundimos a negro. Rotulo "Lo que le pasó a Antoine Maurice (Cap 2)

.- Joder!!- Se repite Antoine Maurice. Mientras el hombre de la furgoneta le observa con cierta malicia ascender.

.- Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.¿Que coño hace ahí amigo mio?

.- Ya le digo, largo de explicar. Usted malinterpreta mi huida antes. Me fuí por que iba descalzo, no encontraba mi zapato....- Antoine Maurice se queda callado- Es absrudo- se dice a si mismo.

El hombre le mira desde arriba:

.- Pero coño, si va descalzo. Amigo, usted esta muy loco. ¿No?.

Antoine Maurice se sienta un momento en el suelo ante lo complicado que se esta volviendo su ascensión. Ambos pies sangran levemente.

.- ¿Quien cojones escribe mi vida?- se dice muy bajo

El hombre de la camioneta gira la cabeza y en ese momento ve la bolsa en el asiento del coche de Antoine. La coge, la mira y grita:

.- Pero mira lo que tienes aquí, imbecil. Aquí esta tu zapato. Amigo, usted esta muy mal, creame. Que cojones hará por ahí descalzo. He visto locos y a usted. Y ahora le voy a enseñar yo a ser mas solidario.

El hombre, cual lanzador de disco en la antigua Grecia, va girando su cuerpo con la bolsa en la mano, se inclina, gira su cuerpo hacía atrás, y en un movimiento admirablemente rapido y potente, lanza la bolsa con el zapato y el calcetín de Antoine y se ve la bolsa sobre volar algunos de los eucaliptos, desciende en un bello vuelo la bolsa, se va, se va, se pierde.

.- Hasta luego, colega.

Antoine Maurice, casi siente alivio. El bosque de eucaliptos se ha devorado los dos pares de zapatos. Como si un destino pre-escrito obligase a los dos zapatos morir uno cerca del otro, desaparecer.

En ese momento Antoine, se siente mas fuerte y empieza a subir, se resbala, pero la rabia le hace subir algo mejor. Llega hasta el coche, se mete, enciende la radio y con los dos pies descalzos empieza a conducir, nuevamente, por la carretera comarcal.

Los pies los tiene destrozados, y su plan es detenerse en el primer pueblo a comprar algun tipo de calzado. Asumirá la verguenza de caminar y entrar al establecimiento descalzo. Ya le da igual. Las cosas no se podrían haber puesto peor y lo único que pretende Antoine Maurice es calzarse, continuar el viaje y llegar a media noche a su casa.

Refelxivo, Antoine piensa entonces que la vida es como hacer auto escultura. Cada uno nace como una inmensa piedra, y desde el primer dia debes ir esculpiendote, cada dia es un paso para esa creación. El resultado solo se verá al final de tu vida. Aquí una forma contruida por ti, una curvatura buscada. Aquí un golpe desigual, torpe, no terminado. Mi propia escultura es una mierda, piensa deprimido Antoine. Me esculpo a medias, todo lo hago a medias, si fuese un buen escultor estas cosas no me sucederían. Mi vida es una escultura mediocre, mal hecha, con los pies descalzos, me olvide esculpirme con zapatos, los pies estan construidos con golpes bruscos, imperfectos, la forma que le estoy dando a mi propia escultura es un enorme error. Una piedra que sigue siendo piedra, un fallo. Si al menos no hubiese esculpido tendría una forma natural.

El mal humor ha llevado a Antoine a conducir rápido y, claro, en la estrecha carretera pocos coches pasan, al rato de conducir y casi a punto de llegar al cruce con la carretera nacional ve que delante de el conduce mas lento su buen amigo, el hombre de la furgoneta. Como aun queda casi un kilometro hasta el cruce, La furgoneta empieza a ir muy despacio, Antoine ni siquiera se atreve a adelantar, simplemente le sigue el juego. 30 por hora, 20 por hora, 10 por hora. Ambos coches van despacio, Antoine aguanta, respira profundo. 10 por hora. 10 por hora. el tipo de la camioneta saca la mano y empieza saludar, Antoine heroico, sonrie y le contesta el saludo. 10 por hora. El cruce con la nacional se ve allí, tan cerca. 10 por hora y desciende aun mas, se para.

.- Joder!!- piensa en alto Antoine. Y se toca las sienes con los ojos cerrados. Respira profundo.

El hombre de la furgoneta se baja y se acerca hasta Antoine.

.- Amigo mio!!.
.- ¿Como está?
.- Bueno, bueno. Muy sorprendido. Nos une el destino.

El hombre mira desde fuera hacía dentro. Dirige la mirada hacia los pies de Antoine.

.- Usted no sabe que no se puede conducir descalzo. Como le vea la policía a lo mejor tiene problemas.

.- Si, ya lo se- Antoine aguanta la tensión, respira y suelta con precisión y fuerza, evocando el lanzamiento que el hombre había realizado con su bolsa, un puñetazo poderosisimo en su nariz.

.- Cabrón- grita el hombre mientras cae. Antoine, poseido, sale del coche y al hombre, en el suelo con la mano en la nariz, le empieza a dar patadas en silencio, concentrado, con una fuerza que a Antoine, en las breves milesimas de raciocinio que le invaden, le sorprende. El hombre no hace nada, simplemente resiste la paliza. Las patadas son incontables, en el estomago, en las piernas, en la espalda, en la cara. De repente todo pasa. El hombre se queda inmóvil. Antoine apoya la cabeza en el techo del coche, respira, respira y grita:

.- Joder!!!-

.- Hijo de puta- le dice el hombre en el suelo. Antoine ya ni le oye, coge el coche. Arranca, dribla y se va.

Llega a la carretera nacional. Entra y comienza conducir. Se siente mal. Tiene ganas de vomitar. Tiene ganas de no parar de conducir. Se mira los pies, muy negros, con alguna pequeña herida que ya no sangra. Conduce con rapidez por la nacional. No hay muchos coches. Hay un aviso de estación de servicio a un kilómetro. Decide que es ahí donde parará a comprar su nuevo calzado, a respostar gasolina.

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