jueves, marzo 16, 2006

La tarde frente a aquello


Hay dias en que me levanto de otra forma. Cada dia es diferente en la vida de una persona, pero hay determinadas cosas que llevan un mismo fondo, una cadencia parecida. Hay tempos, compases que se repiten y un fraseo que va variando, el acompañamiento permanece constante mientras algo va haciendo una variancion, una melodía que va recorriendo el tiempo, la pieza, la canción, la vida. Hay otros dias que eres un instrumento solitario, un violin que se oye a lo lejos, en alguna habitacion lejana de la inmensa casa del universo. Hoy soy esas teclas que se repiten en un piano roto. Hoy soy la menlancolía convertida en ser humano, hoy siento la soledad. Hoy he visto las calles llenas de gente, los coches y les he sentido lejos.

Y he llegado a casa, y me he puesto a recordar, a proyectar en esa pared, que va necesitando una capa de pintura, esa vida que he ido recorriendo. Ese trozo que llevo hecho. He visto fantasmas que venian desde atrás, que me miraban y he recordado esas tardes con ellos. He visto calles por las que pasé, calores que sentí, piernas que deseé. He visto tardes que ya no existen, ciudades en las que viví. Una vida lejana y he sentido lo que deben sentir los muertos, recordar es sentirse un poco muerto por que ya no hay nada aquí de aquello. De ellas, de aquellas bocas, de aquellas frases o aquellas calles que esta tarde se meten en esta casa, con todos sus olores, con sus tiendas, sus autobuses que pasan. No hay nada. Esas ciudades que como topdo habrán ido variando cada segundo desde que salí de ellas. Esquinas remodeladas, negocios que cerraron y otros que fueron abriendo. La vida, el paso de la vida, la huella del paso de la vida. Los pequeños detalles. Los niños aquellos que crecieron, los coches de los que conocí que se fueron quedando viejos. Los muebles de las casas en las que estuve, las ropas de mis amigos, las ropas de ellas, aquella falda que se ponía para seducirme sabiendome seducido de antemano. Aquellas telas ya no estarán, habrán ido cumpliendo sus ciclos. La hermana pequeña, la prima las habrán usado despues, no se, vaya uno a saber. El tiempo que avanza y soy ese piano que resuena en otro lado del mundo. En aquel edificio esta tarde podría estar sonando un piano y sería mi memoria, recorriendo allí donde viví, allí donde estuve. Tan lejos.

La vida es larga, claro que es larga. La vida dura y suceden tantas cosas. Vas variando tanto, vas siendo tan diferente. Esta tarde soy tan ese sonido de tecla, ese eco infinito de las teclas. Ese quedarse ahí, cayendo, cayendo. Ese no saber precisamente donde terminas de recordar una cosa cuando ya empieza a sonar la otra, la otra tecla, el otro recuerdo, ese pasado que ha sido golpeado, alli, aquí.

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