martes, mayo 31, 2011

El policía

Hay policías amables. Policías descorazonados. Policías iracundos. Hay policías que temen. Policias homosexuales. Policías solitarios. Hay policías que viven con su madre. Policías adictos a la cocaína. Policías que odian a los otros policías. Policías que odian el mundo. Hay policías que no querían ser policías. Policías que roban. Hay policías que ascienden. Hay policías nobles. Hay policías sin más, que llevan el uniforme y cumplen el horario. Hay policías que son invisibles. Hay policías que se sientan. Hay policías que desean otro mundo. Hay policías que están cansados de ser policías. Hay policías que son bulldogs. Hay policías que comprenden que son policías. Hay policías que no comprenden nada. Policías que ven futbol y beben cerveza. Hay policías que leen a Descartes, alguno hay. Hay policías que escriben poesía. Hay policías que creen en el amor, un amor sólido y repleto de delicados valores. Hay policías que están deseando ejercer. Hay policías que desean la violencia. Hay policías que son la negación de la antiley, pegan en el marco. Policías comunistas. Policías fascistas. Hay policías soberbios. Hay policías que leen blogs de otros policías. Hay policías que leen novelas policiacas para darse cuenta que no hay literatura en su vida. Hay policías que desean protagonizar una novela, una novela escrita a mano, sucia, repleta de sexo y drogas donde ellos ejercen su trabajo con maestría. Hay policías que tienen cáncer. Hay policías sanos. Hay policías que salen a trotar. Policías desgraciados. Hay policías familiares. Policías amigos. Hay policías. Y luego está él, por eso le mato.

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