viernes, septiembre 14, 2012

Personaje

 No le recuerdo sin una chaqueta negra de cuero malo. Con lo cual soy incapaz de visualizarle en mitad del verano. Por su naturaleza, en verano, es posible que se sumergiera en cavernas bajo tierra o quizá no, quizá se escondía en la ciudad, en alguna habitación triste del noroeste; pero lo que es seguro es que jamás le vi sin esa chaqueta negra que olía a humo y a tiempo, un olor preciso que sólo coge la ropa de invierno. Un olor triste y cálido, porque huele a armario, pero no a intemperie. Es el olor de ropa del que no ha pasado frío extremo. Recuerdo su pelo sucio y caótico, pero no extremadamente sucio ni caótico, era un pelo que se sabía no limpio y no peinado, como ese pelo que se nada mas levantar y lo mojas velozmente porque te quedaste dormido y llegas tarde, muy tarde a un cita importante. El tono de voz pausado y lejano, ese tono del que ya no tiene muchas ganas de hablar y sin embargo habla porque el silencio tampoco es la solución. Bebía, pero no extremo y fumaba hasta el delirio. Lo demás que recuerdo son frases que fueron cayendo cada vez que le vi. Hablaba sin prisa, como el que ha olvidado la hora y no tiene ninguna cita, ningún compromiso, en los próximos tres milenios. Hablaba como si estuviera mirando al mar.

.- Sólo es irónico el que ha sido triste. Sólo da la vuelta al humor y lo retuerce quien ha conocido la desdicha y la amargura. La ironía es la esperanza del que sabe que se luche como se luche la batalla está perdida. La ironía es el paliativo del que agoniza- decía, quizá concluyendo alguna frase escuchada al azar, alguna muletilla.

 En cierta manera era un pensador. La realidad, todo lo que iba sucediendo, le llevaba a alguna conclusión:

.-  Lo jodido es que ni siquiera puedo optar a ser el tipo más pesimista del mundo. La vida es una mierda, pero siempre habrá alguien que piense que todo es más mierda de lo que tú crees.

 A pesar de su perfil no era adicto a nada salvo al terrible tabaco:

 .- Los tipos más optimistas del mundo son los drogadictos. Una vez aceptada esta realidad mucho les debe de gustar cuando aceptan ir a conocer otras realidades. No creo que huyan de aquí. En verdad esto les parece hermoso y quieren ver otras realidades. A mi me basta con esta realidad para saber que cualquier realidad es igual mierda, por muchos colorines y formas nuevas que esta tenga: más vale malo conocido.

 El rumor o la leyenda decía que había sido músico. Que había publicado dos discos uno de ellos glorioso y mítico. Que había vivido en la capital, con poco dinero, grabando y componiendo en un estudio pequeño. Nadie sabía cual habría sido su nombre artístico por lo tanto nadie lo pudo comprobar y si se le preguntaba la pregunta caía en la nada, en la ignorancia absoluta. Se decía que el éxito no le llegó en el presente sino que su mérito artístico fue reconocido después. Que abandonó después de batallas feroces con la discográfica, que le pedía singles y él les daba cada vez más experimentación y más sosiego, porque todo el mundo hablaba que su música había sido profunda y sosegada y triste, seguramente irónica. La leyenda era sólida, muchos la asumían como tal, incluso alguien hablaba de los discos, de las canciones, de la leyenda. De los conflictos, de que huyó de la capital porque aquello le resultó infecto: la música, el negocio.

.- La batalla es la honestidad. La batalla real es contra uno mismo. Mantenerse a salvo del disfraz y del autoengaño. Lo demás es porquería.

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