lunes, junio 04, 2012

La rutina

 La rutina: su cadencia, su ritmo acompasado de horas, los ritos invisibles, los códigos asumidos, las ideas inamovibles. La rutina y su variaciones leves, inapreciables. La lenta aparición de las canas. La caída de un pelo, de otro pelo. El camino que se va haciendo visible de una arruga que terminará siendo profunda, despiadada. La caída del músculo, los gramos sumándose en la báscula. La rutina y sus trampas, porque la rutina no existe. Construimos algo que pretende ser rutina, pero la rutina no existe, no seamos prepotentes. Luego, cuando la creemos construida, gobernada por nosotros, renegamos de ella y hastiados de esa efímera construcción, buscamos una nueva, creyentes en nuestro poder para construir rutinas, mundos; pero la rutina no existe. No tenemos el poder de gobernar nuestro día a día. Lo creen los que asumen que esto se repite día a día, pero no hay tal poder. Es una ficción que sabemos se desmoronará en cualquier instante, en cualquier leve accidente de lo cotidiano, en cualquier asalto del tiempo. Los miércoles se dinamitará esa sesión de gimnasio de todos los miércoles. Los lunes estallará en la nada cósmica esa creencia de que todos los lunes iremos al curso de diseño web. Se han ido colando otras rutinas. Creimos que ya era habitual pagar esas facturas, llegar a fin de mes y cumplir con el pago de la hipoteca. Repetir esos viajes a distintos puntos del extranjero: porque asumimos que siempre fue así y que seguramente siempre será así. Y sin embargo, nuestra vida era otra cosa. Las rutinas estallan, se estrellan contra muros invisibles en carreteras de conductores, que no lo saben, pero son suicidas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Brutal. Habla por mí.

CL.

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